Por siempre... Papá

Les escribo estas cosas a ustedes
que creen en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepan que tienen vida eterna.
1 Juan 5:13
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Cuan profundo abismo,
que mar de recuerdos,
pienso en lo sublime
de amores eternos,
veo en el espejo
dos niños traviesos
y un espejo roto
refleja lo incierto.

Purezas del alma,
fuentes de bondad,
hijos de mi vida
ya no está papá,
ya soy el pasado
y ustedes serán
mi presente vivo
mi lado inmortal.

Díganle a su mami
que no hay que llorar,
que les brinde apoyo
de madre ejemplar,
que en mi corta vida
fue mi tierno amar,
que al pasar los años
me podrá encontrar.

Díganle a mi madre
que descanso en paz,
que la llevo en mí,
y que en mí estará
siempre, para siempre,
mi bella mamá,
y que nunca quise
hacerla llorar.

Si quieren mirarme,
si quieren charlar,
sobre sus camitas
duerman, y al soñar,
verán un puntito
que se acercará
y al hacerse grande
verán a papá.

Fuimos tan felices,
supimos amar,
todo lo que tuve
se los pude dar,
fueron buenos tiempos
de felicidad,
fue un hermoso sueño
que no volverá.

Debo despedirme,
tengo que avanzar,
a una casa grande
de espejo y cristal,
donde su abuelito
me espera a cenar,
al séptimo cielo,
a mi eterno hogar.

El amor no muere,
es eternidad.

Que Dios los bendiga,
por siempre... papá.
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© Manuel Bastidas Mora
Venezuela​

 

Me ha sacado las lágrimas su hermoso y emotivo poema. No sé ni qué decirle pero creo que los padres deberían ser eternos como el amor. Que Dios lo Bendiga.

 

Excelente trabajo mi amigo, cargado con un sentir inmenso.

E. Lovera

 

Con estructura de romancillos hexasílabos, que en mi opinión están impecables en su métrica y rima, has hecho una preciosa carta de despedida (de despedida definitiva) de un padre a sus hijos, y con el que has hecho un muy precioso y emotivo poema, Manuel.

Me ha gustado, amigo. Te mando mi felicitación con un saludo muy cordial.

 

Una triste melancolía inspira el poema, pues está cargado de sentimiento. Se nota este padre ama mucho a sus hijos, y su amor trascenderá, incluso hasta la eternidad. Es grato que el sentimiento se revista de tanta pureza, y que alcance estos límites en el espíritu para que pueda perdurar.

Te felicito, querido Manuel, gracias por acariciar nuestro corazón con tus versos.

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