Porteña

Despójate de tus ropas
de tu dermis asoleada
de los huesos que te sostienen
y de tu alma inmortal
deja tu pecho desnudo
que mi pena necesita un nido
o solo un rinconcito
para pasar los inviernos
y aunque mi barba te raspe
no me des tu espalda para conversar
que aunque mis errores
sean dioses de mi propia herejía
y tus perdones desgastados
sean hoy caricias
para mis enemigos
no me sigas matando porteña
que con tanta indeferencia
puedes obligarme a seguir sufriendo
pero no a dar la media vuelta.

Me eh equivocado contigo
por moldearte con granos de arena
es decir te hice dueña
de mis propias alucinaciones
de este efímero cariño
de este corazón desabotonado
despójate del labial de tu boca
que esos besos no son míos
que soy tu desconocido
aquí tienes una lágrima
por este amor de niño
por tu risa burlesca
porque me sigues evadiendo
y yo sigo emborrachado
a que un día te quedes conmigo.

Me estas matando porteña
que tengo la carne encadenada
y al deseo y mis hormonas
amordazadas y casi olvidadas
esperando tu llegada a mi puerta
la miel me sabe mas amarga
y la soledad es bienvenida
dame la muerte ahora
que no resisto más muletazos
ni banderillas en la piel
dame una mentira
un puño que apriete mis latidos
o una mano que enamore
los compases de una guitarra
pero no hagas del silencio
tu perro mas fiel
y a mi...
el agnóstico con más fe
por no aceptarle a la gente
que tú ya te has ido
y ahora le perteneces a el.