Postrer paso.

Me llega tu canción de allá tan lejos
de lejos en el tiempo y la distancia.
Amo la letra escrita que se escancia
en copas de papel, entre trebejos.

Sueños de aquel amor ya de tan viejos,
tratando de extraer sutil fragancia
de flores ya marchitas. Qué arrogancia
esta, la de soñar ya sin complejos.

Casi del otro lado de la vida,
como del otro lado del espejo,
ahí donde nuestro ánimo está añejo.

El vicio de vivir que nos convida
una ilusión que no tendría caso,
si no es que ya se da ese postrer paso.​

 

¡Ah mi querida amiga, cuánta razón tienes!
He concluido que el hombre a medida que se acerca a su final, es víctima de muchas traiciones, entre ellas las fuerzas; ellas son las que disimuladamente se van alejando, abandonándonos; mas en el hombre bueno, jamás lo abandonará el amor. El amor que tuvo, el amor que tiene y si dispusiera de un minuto más de vida, lo invertiría en amor. ¿Qué nos amen, nos quieran? No es potestad nuestra, pero sí, nosotros amar. Y un amor sea viejo o distanciado, cuando amamos realmente, permanecerá en nosotros, hasta dar nuestro último paso!!
¡Fabuloso tema, reflexivo y profundo amiga mía!
Vaya mi abrazo cariñoso con mis reconocimientos!
Gracias

 

Hay que hacer lo que sea antes de estirar la pata.
Los dos versos finales están acentuados en séptima.
Un beso, Luciana.

 

Beatriz querida, que profundo tu pensamiento al comentar este soneto que me sale del alma. Muchas gracias. Un gran abrazo, querida amiga.

 

Ya he corregido esos dos versos que me indicas, muchas gracias Sergio, por tu amable revisión. Un beso.