Primera evidencia

Alguien me ha lanzado una maldición

y lo más seguro que haya sido una chica despechada

a la que no hice caso mucho tiempo

o solo tuve como amiga pero que ardiente de un

deseo tal me inspiró para que yo me aviente

a su trágico fin sexual sin ningún compromiso, según

creía yo cuando nos emborrachábamos hasta la madrugada.


Pero los que son poetas en medio de tantas bestias

ignorantes siempre estarán condenados a la soledad,

y yo al menos trato de soportar con mi Quebranta y

el libido que desborda por cada uno de mis poros,

el arte de escribir, las putas y cualquier juego de azar.


Y si alguien me lanzó una maldición no importa,

porque desde que tuve consciencia lo veía venir,

sabía que cosas extrañas me sucedían,

pensaba que algo andaba mal con mis pensamientos

y que nunca sucedía nada de lo que yo pensaba que ocurriría.

En el crepúsculo de un viernes fui rechazado

por la chica más fácil de todas en la escuela,

la única con la que un tímido podría tener posibilidades

de follar, pero yo no, cómo podría ser tan afortunado?

Entonces volví solo y a pie, pero tan lleno de furor,

y en una de tantas vueltas por mi mente pensé:

no sé qué rayos me pasa, bebo estar maldito?