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Princesa prisionera

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por rudyvaldenegro, 7 de Septiembre de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 235

  1. rudyvaldenegro

    rudyvaldenegro Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Agosto de 2012
    Mensajes:
    238
    Me gusta recibidos:
    27
    El mundo parecía esa mañana
    Una apacible morada,
    Debajo de las nubes perseguidas
    Un sitio exacto para estar vivos
    Que sólo el alma fría
    Del crimen jamás podría apreciar
    Nadie sospechaba lo que el atardecer,
    Con sus sombras negras traería…
    Cuando el asesino ya había fijado
    El ojo de su perversión y su inmunda mirada
    En los tempranos pétalos de sus lozanías…

    Era apenas una niña
    De cinco radiantes zafiros,
    Corriendo aquí, saltando allá
    Con sueños de princesa,
    Con caminos largos por recorrer,
    Tenía entre sus dedos unas flores escogidas,
    Un corazón que no cesa de amar y reír,
    Un vestido que estrenaba todo su candor,
    Hasta que se le acercó el criminal
    Sigiloso como una víbora
    Con los artilugios que atraen la inocencia,
    Le habló de un juego extraño,
    - Le refirió a su abuela que no tardaría -
    Y la condujo hasta su escondrijo de bestia
    Donde ardería el alma del crimen,
    Donde se extingue el coraje de lo que escribo.


    …Una vez consumada su abominable lujuria
    Quebró sus pequeños huesos como pudo,
    La introdujo dentro de un bolso que después
    Arrojó al mar aún cuando su corazón ardía
    Mientras todo el pueblo enloquecido
    La buscaba con ansias de hallarle viva.

    Aunque el mundo ya no parece tan apacible
    Para ninguno de sus habitantes desde ese día,
    La gente ora fervorosa por su resurrección,
    La gente cree que Dios le ha recibido
    En el trono de su reino donde provenía.

    El amor de un pueblo que no le olvida
    Abraza el ángel de su tumba en el panteón
    Donde hasta se comenta el milagro
    De convertir los deseos en favores concedidos.

    Yo sólo sé que su abuela no ha visto ningún reino
    En el banco de aquel psiquiátrico de la ciudad,
    Donde le espera todavía
    Sedada por los doctores con pastillas,
    Sus ojos parecen perseguir las olas
    Para arrebatarles el misterio del por qué…

    Mi corazón que se deprime va cada noche
    Con su grito dolorido de princesa prisionera
    -como si pudiera ayudarle en su ruta crucial-
    Aún dentro de ese horrendo bolso
    Que se lleva la muerte hasta el mar,
    Abrazándola fuerte, largo, hondo…
    Hundiéndonos en la sal de su agonía.






     
    #1

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