Protectorado

… ¡valevalevale!... lo más probable es que usted ponga en duda las 246 palabras escritas en Protectorado… Sin embargo, tengo malas noticias. Narré la puta verdad pues… donde quiera que respire un ser humano… ¡nada es imposible! ¿lo duda?… Amigos, como escribí en la introducción del cuaderno Sentido Inverso, en esta coña vida no hay sorpresas y Protectorado es una de ellas…
¿Antes de ti? ¡Claro que conocí algunos hombres! En Santo Domingo me casé joven. Contarte sería la mil con sus noches. Con Tolomeo, mi primer marido, abrí las puertas a las amarguras. Ese hombre arruinaba cada pedacito de mi felicidad. Y las desgracias fueron más allá. También destruyó mis costumbres. Para que tengas una idea, en una reunión con amigos, mi voz no se escuchaba. Tolomeo reflexionaba y hablaba por mí. Es más, cuando orinaba, no podía secarme esa delicada parte con papel de baño. ¡Ni pensarlo es bueno! Tolomeo me tenía prohibido lo mismo que hacen las mujeres en todo el Mundo. Ese menester, me obligaba a realizarlo con un trapito especialmente comprado para mí. ¿Joder? ¿No me crees? Carlos, amor mío, yo lo sé, seguro piensas que exagero. Pero, Tolomeo escogía a mis amigas. Las feas y preferiblemente solteronas o viudas. ¿Por qué tienes esa cara? ¿Te sorprende? Es más, yo no podía trabajar, ni usar móvil, ni conducir un coche ni recibir correspondencia ni conectarme a Facebook o Instagram… ¡Bah! No es para tanto. Ya todo pasó. Mañana hace veinte años que Tolomeo y yo nos separamos. ¿Y quieres escuchar algo? Te lo digo ahora mismo. Precisamente hoy. Que es el día de nuestra primera salida. Mira Carlos, a pesar de todo, con Tolomeo me sentí realizada. ¡Hostia! ¿No me crees? Es cierto, ni yo misma puedo explicarme por qué. Pero te voy a decir la verdad, a Tolomeo, ¡ya no lo extraño!