Puertas y Ventanas

Puertas y ventanas​

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Solía jugar, hace algún tiempo, en un paraje sin igual; rodeado de calurosos momentos, de ventosas sonrisas. Solía detenerme en el tiempo, pensar. Acallaba a cada instante el sortilegio de mi vida, pero ni aun así, me lograba escuchar.

Me siento a veces tan solo y tan vacio; mirando como otros disfrutan y gozan, de lo que con tanto esfuerzo mis antepasados lograron construir; y la bondad se me escapa de las manos; esta vida absurda, que me carcome por dentro, que destruye.

Y yo, sin poder hacer nada, sin poder hablar. Sin embargo los que me rodean, los que si pueden actuar, tiran mis esperanzas por el vacío, como si no les importara continuar.

Solía caminar por un mundo maravilloso, rodeado de mis seres queridos, de mis verdaderos amigos allende el mar.

Solía enriquecerme a cada instante de mis valores, a costa quizá, de un lúgubre sentido de existencia. No me podía quejar.

Sin embargo, al escribir estas letras en señal de rebeldía, voy dejando todo pasar. ¿Por qué mantener a un extraño, si un hijo vale más?

Ojala mis súplicas se eleven a los dioses, pues ya pronto con ellos estaré. Para estar con los de arriba y platicarles mis experiencias; para que los de aquí abajo me lloren y digan, que las ratas, ratones y animales, valían mucho menos que este triste poeta, que hoy les escribe, mientras ilustra sus ojos hacia el cielo.

Piensa, reflexiona y concluye, aun es un buen momento para comenzar…

 

mala onda... nadie me comentó este.