Que envidia de los gatos

Tengo a la noche con su luna esclava de mis poemas,
una sombra de los libros que se han leído invita
a recoger besos que has botado en mí piso friolento,
un cercano sonido de jazz en las mediaciones de la alcoba,
infinidades de mariposas invisibles se escapan del delirio
de la niña que tiene en sequía a este pueblo,
casi con el sueño rendido logro alcanzar el té.
Es larga la espera de los te amo, de aquella liviandad,
de los renglones que juegan con mi tiempo, algo me
denuncia a la hora exacta que te hago recuerdo,
en el aciago de la mala hora,
las rodillas inclemente se hacen ruego de cenizas, y es
por aquello del sabor de tus besos,
la noche y la musiquilla en mis oídos se recrudece
con la medianoche, invaden los fantasmagóricos
seres del tejado, y en su ruidoso morir de amor;
gritan como niños,
qué envidia de los gatos.​

 

Pero ese grito es molesto cuando se quiere dormir para levantarse temprano e ir a trabajar por la mañana. Has escrito un bell lo poema. Saludos cordiales..

 

pobres gatitos ::hmy::: saludos amiga