¿Qué había en la caja?

Érase una vez un brujo que trataba, por todos los medios, contentar a su estimada princesa. Aquella princesa, aunque fuera algo desaliñada y brusca, había cautivado el alma de aquel mago.

Hubo una noche en que la princesa dormía plácidamente en su dormitorio situado en el ala oeste del palacio. Cruzó corriendo el mismo espantada por unos gritos y voces que provenían de algún lugar del palacio.

La princesa había exigido a su siervo, un grande y prestigiosos brujo de Utrecht, un ungüento milagroso que hiciera de ella una joven refinada, educada y que el tiempo jamás cambiara su manera de reír.

El brujo de Utrecht, cabizbajo le reconoció aquella noche a la princesa que él no tenía tales poderes mágicos y que era imposible detener el tiempo ni ver el futuro.

Ella, acaloradamente, insistía en que hiciera algo o le enviaría a la hoguera por farsante.

Lógicamente, el pobre mago no quería ser quemado e hizo cuanto pudo para dar con alguna tecla que solucionara el asunto. “Yo no puedo hacer de ella, de mi princesa, una persona inmaculada, generosa, bella por siempre, ... yo no tengo las respuestas que obren en ella el milagro.” Se repetía una y otra vez el pobre mago a sí mismo.

Sin embargo, tras dos noches descanso bajo el aceite ungido de una lámpara el brujo dio con una ingeniosa estrategia: “Al igual que Sócrates yo no daré remedio alguno a mi princesa; dejaré las pistas suficientes para que ella, de ese modo, por sí sola sea capaz de sacar los mejores tesoros que alberga en su corazón.”

Y así fue lo que preparó:
Un supuesto cofre mágico en el que guardó cosas increíbles de la princesa.

Llegó ella el cuarto día y le preguntó al brujo:
_¿Qué has hecho para mí? ¿Has encontrado ya alguna fórmula mágica que me haga bella, compasiva y admirada por todos?
_Sí, mi princesa. Aquí lo tiene. _Dijo el brujo de Utrecht sonriendo y haciendo entrega del cofre.

La princesa extrañada preguntó: “¿Qué es esto?”
_Es un cofre mágico. Dentro encontrará todo lo que fue, todo lo que es y aquello en lo que se va a convertir.

Ya en su dormitorio abrió la caja y sacó unas fotografías de su infancia y juventud ... Esas fotos son testigo de quien fuiste, de tus recuerdos, tus inocencias, tus risas...

Luego volvió a destapar el cofre y sacó de su interior un espejo... Ese eres tú.

La caja, justo después de aquello crujió y la invitó a mirar dentro. ¡¿Qué significaba esto?! Para sorpresa de la joven dama, cuando pensaba que le mostraría su futuro, ... la caja se mostraba completamente vacía.

Inquieta bajó hasta donde se encontraba el ingenioso brujo de Utrecht y le preguntó:
_Brujo, ¿por qué razón ahora la caja mágica está vacía?

Él le contestó:
_Esta caja es la historia de tu vida. Ahora le toca a usted, mi princesa, que la caja siga llena.