1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

¿Qué HaY eN La KaJa? (relato)

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por FernandoLacrimae, 8 de Enero de 2007. Respuestas: 0 | Visitas: 644

  1. FernandoLacrimae

    FernandoLacrimae Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    24 de Noviembre de 2006
    Mensajes:
    266
    Me gusta recibidos:
    0
    Bueno, pues esto es un relato que escribí hace tiempo. Ojala les guste, pero si no pues nimodo.

    Y ahí estaba yo, en una noche oscura y lúgubre de octubre, sentado en una banca de cierto parque, sosteniendo una caja fuertemente, y cuando se acercaba alguien la apretaba con fuerza para evitar que me la arrebataran en caso de que alguien tuviera la intencion de hacerlo ignorando el contenido de ésta.
    No quería asomarme y ver su interior pues me perturbaba, me atormentaba, pero hasta cierto punto, me interesaba y tal vez gozaría al ver su contenido.

    Recuerdo bien el momento en que lo hice, y a decir verdad, no siento arrepentimiento, ni siquiera en los rincones mas oscuros y recónditos de mi alma. Sólo me arrepiento de una cosa, el no haberlo hecho antes.

    Era un 11 de octubre, yo estaba totalmente deshecho por dentro, sentía que había bebido tres litros de alcohol etílico y después alguien había arrojado un fósforo encendido, creando una llama de que se alimentaba con el dolor de mi triste y desdichada alma, una llama que producía una incontrolable sed de venganza, y que sólo puede apagarse con sangre.

    Yo sabía bien lo que iba a hacer, lo sabía desde que la vi. Lo que no sabía, o al menos no con exactitud era el cómo lo haría. Cómo realizaría un acto tan cruel y atroz contra alguien a quien yo amaba tanto.
    Tenía que llegar a su casa, pero espere hasta que el sol comenzara a ocultarse en el distante horizonte y la Luna comenzara a iluminar la noche.
    Decidí que lo mejor sería llegar ahí caminando, esto me permitiría pensar más en lo que estaba a punto de hacer. En el camino comencé a recordar el momento en el que la conocí.
    Comencé a recordar todos los pensamientos que llegaban a mi distraída mente al verla por primera vez. Recuerdo que pensé que no había visto a nadie tan hermosa desde que la luna se había metido la noche anterior. Recordé la primera vez que escuche su dulce voz, una voz tan tierna que casi me derrito. Recordé todos los sueños, y pesadillas, en que me he reunido con ese bello ángel. También me distraje un poco al pasar cerca de un parque donde se encontraba un grupo de niños corriendo y jugando, pero lo que llamo mi atención fue que habia un niño apartado de los demás, sentado el pasto y recargándose contra un árbol deshojándose. A los niños no les importaba – o eso parecía – que aquel triste niño se apartara de ellos y decidiera estar solo. No sé en que estaría pensando, pero espero que no fuera algo negativo o siniestro, algo aterrador para un niño que aparentaba la tierna de los nueve años.
    Seguí mi camino, reflexionando, y al llegar a la casa en donde vivía mi amada, un perro negro, fuerte, de la raza dober man, comenzó a ladrarme salvajemente.
    Parecía que aquel animal sabía lo que yo estaba apunto de hacer. De hecho, llegue a pensar que ese perro sabía lo que haría mejor que yo.
    Toqué el timbre y entonces salió ella, tan hermosa como la recordaba. Sus ojos mostraron sorpresa pues teníamos algún tiempo sin vernos y ciertamente no creo que hubiera estado esperando una visita por parte mía, y menos a esa hora. Una visita que sería la ultima que ella jamás recibiría.
    Primero hablamos de cosas de poca importancia, amigos, familia, escuela, arte, etc. Después de un rato comprendí que era el momento adecuado y la tomé en mis brazos. Penetré mi mirada en la suya. Fue una mirada que no quería que terminara. Después la besé. Jamás olvidare ese beso. Estuve a punto de acobardarme, pero debía ser firme en la decisión que había tomado.
    Nos miramos otra vez, mas no con la misma profundidad y sentimiento, y le dije:
    - Es una lástima que no podamos estar juntos.
    La sorpresa y el desconcierto que provocó esa frase la invadieron. Sus ojos mostraron confusión, y, tal vez un poco de miedo.
    Entonces besé su cuello, su liso y pulcro cuello, y después le clave mis afilados colmillos para beber su sangre. La sangre que haría que el fuego que me estaba carcomiendo se apagara. Ella emitió un leve grito, aunque fue mas algo como un sollozo, pero se callo casi de inmediato. Bebí hasta la ultima gota de sangre. La dejé totalmente seca. Vi su cuerpo sin vida caer bruscamente al suelo. La observé durante un rato y me di cuenta de que la muerte le había sentado bien puesto que se veía mas hermosa ahora que su corazón no latía y no lo volvería a hacer. O al menos, así lo creía yo. Tomé un cuchillo y abrí su pecho. Cuando lo hice salió una nube totalmente negra; supuse que era su alma yéndose directamente al infierno. Su corazón oscuro y cruel estaba ahí. Inerte como una piedra en la tierra. Lo saqué y lo metí a una caja, e inmediatamente me fui.

    Llegué al parque donde los niños que mencione anteriormente seguían jugando, a pesar de ser tan tarde, y el niño que se aisló aún estaba en completa soledad. Un rato, un rargo rato pasó para que aquel niño abandonado y confundido notara mi presencia. Se acercó lenta y dudosamente hacia donde yo estaba. Se sentó a mi lado, me saludó amablemente y entablamos una conversación.
    Nos callamos y el niño no vaciló al preguntarme cuál era el contenido de la vieja caja que yo cargaba. Contesté que era un recuerdo de un ser querido que se había ido muy lejos de mi y nunca regresaría. El niño insistió en que le mostrara el “recuerdo” y cedí. Abrí la caja y le mostré lo que ahí guardaba. En la cara del niño pude percibir confusión, pero se notaba más una gran tristeza. Entonces dijo:
    - Es curioso que algunas personas tengan dos corazones y otras no tengan ninguno.
    Volteé a ver al niño, pues me sorprendieron bastante sus palabras, pero este ya no parecía un niño; sus ojos habían desaparecido y en su lugar habían solo unos grandes y negros hoyos, y tenía una gran herida en el pecho.
     
    #1

Comparte esta página