Que locura de cantábrico.

Ruge el mar, grita, gime con su canto,
en mil espumas se parte, se crispa,
golpea con furia el acantilado,
mira con ansias la verde colina.​

Llega a lo más alto un lamento a sal,
tiemblan las hojas de la vieja encina,
el miedo está si hacia abajo se mira,
mas todos miran ¡Que grandiosa es su ira!​

Las gaviotas reposan en los prados,
¿Que mensajes llevarán a la cima?
Que locura de cantábrico amando…
que enamorado está de su colina.​

Se rompe contra el duro precipicio;
ya nadie navega, nadie se atreve,
terco mar que no te das por vencido,
conquistando montañas con tus leyes.​

 

Leyendote estoy viendo mi mar. Precioso.