¡Qué me importa!

¡QUÉ ME IMPORTA!

¡Qué me importa lo que cueza
la vecina del tercero!
¡Qué le den con un tintero
enmedio de la cabeza!

¡Qué me importa que palomas
se caguen en la terraza!
sólo temen la amenaza
del extinto tiragomas.

¡Que me importa lo que ocurre
más allá de mi ventana!
Demasiada es mi galbana,
mirar por ella me aburre.

¡Qué mas da!Al fin y al cabo
mi esmirriada corpulencia
me obliga a tener paciencia.
¡Sólo soy un chichinabo!

Así pensaba y decía
un enano disgustado
por haberse enamorado
de una altísima judía.


​

 

Bien lo veo, Ánfel Felibre,
por la estupenda respuesta
que mi poema contesta
con versos de gran calibre.
Tomemos un cubalibre
o tal vez una cerveza
celebrando la agudeza
de nuestras rimas sin par
brindemos sin descansar
hasta perder la cabeza.

​

 

​

 

Son simplemente redondillas que se prestan bien para dar a la composición un tono de coplas...:::banana:::

​

 

Pobre el enano que aspira
a reinar en las alturas,
ilusiones, conjeturas
del que soñando se estira.

 

No le queda más remedio, pero también tiene derecho a grandes sueños...:::banana:::

​

 

Ya veo que te encanta un final feliz...:::hug:::

 

​

 

Algo de eso hay en lo que expresa mi poema aunque en este caso se refiere a una situación bien definida...:::banana:::

​

 

Celebro que haya sido de tu agrado como bien expresas castizamente...:::banana:::

 

Jajaja, pónte en el lugar del esmirriado a ver que es lo que se siente al enamorarse de un imposible...:::banana:::

Uno tiene que ingeniárselas para darles intereés a sus poemas...:::sorpresa1:::