¿Qué nos queda?

Hoy desperté hablando solo. Me presenté en la ventana a la hora que debía.
Observé el infinito distante, y tensé mi piel.
Mojé mi cuerpo, limpié mi alma, prendí un cigarro y me conversé.
Me conversé sobre ti.
Me conversé sobre el tiempo, y su insolente forma de tratarnos.
Discutí con mi cama nuevamente, y la vencí.
Acá estoy, acorralado de madera vieja y melancolía.
En esta vieja casa, que es tan mía, como tus besos ausentes.

Ya no estoy aquí, me fui hace bastante tiempo.
Dejé un poco de mí en esta casa, tú casa, la casa de ellos.
Puedes buscarme en las paredes, en el baño, en la sala, hasta en esa mazmorra a la que un día, con orgullo, llamé cuarto.
Puedes buscarme en los rincones del recuerdo, en las puertas de la muerte, y el armario del dolor.
Besa el sucio piso, saborea mi camino. ¿Qué nos queda?

Este cuerpo ya no es mio.

Que solitario es el corazón cuando está solo.
Ningún órgano lo acompaña, todos huyen, se alejan.

 

Una bella melancolía de imágenes esplendidas envueltas en mas melancolía