Que se quede en el Parnaso

Que se quede en el Parnaso

Esa que es tan esquiva
y que vive en el Parnaso
no le quisiera hacer caso
y menos mientras escriba.

Una que es de carne y hueso
con tanta ternura mira
que es ella la que me inspira,
¿no me bastará con eso?

Al verla ya tengo prisa
para poner en papel
el delicioso clavel
que me enseña en su sonrisa.

No hace falta que presuma
ni que se pinte la boca
para que piense en la roca
con un encaje de espuma.

Si la sigo comparando
con la salada marea
es fácil que ya le vea
el garbo que tiene andando.

Pero no hace falta verla
y es por lo que consigo
llevarla siempre conmigo
con su carita de perla.

Y si fuera algún momento
que de mi lado marchara
tengo enseguida su cara
muy dentro del pensamiento.

Y me lo tomo con calma
lo del lápiz y el papel
porque es bien fácil en él
escribir sobre su alma.

Entonces, ¿para qué quiero
a esa que del Parnaso
llega apresurando el paso
para marcharse ligero?
​

 

Muy bellas rimas para un sensible y certero contenido, me ha gustado amigo Salvador. Abrazote vuela. Paco.

 

Es,creo, la primera vez que entro a tu página y me quedé extasiado con tu bellísimo poema, Lesmo. Felicitaciones y mis mejores deseos. Julius

 

Muchísimas gracias, queridísimo Paco, por este adentrarte en mis letras y dejar este amable comentario. Ciertamente llegas a poner en valor lo que escribí.
Con todo mi afecto, un abrazo fuerte, también para tu tierra maña.
Salvador.

 

Celebro, querido maestro y amigo, que estas letras hayan resultado ser de tu agrado y más celebro el delicioso comentario que dejas en ellas.
Junto a mi admiración va mi agradecimiento y un fuerte abrazo.
Salva.

 

Estimado compañero Julius, un expresivo comentario me dejas en estas letras mías sencillas, pero sentidas. Celebro hayan sido de tu agrado.
Afectuosamente mi sincera gratitud con un saludo pleno de cordialidad.
Salvador.

 

Dulce embeleso que arranca ese furtivo suspiro querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Muchas gracias, querida compañera Nancy, por este acudir a mis letras dejando tan amable huella.
El placer será siempre mío de recibirte.
Con un fraterno y afectuoso abrazo.
Salvador.