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¿Qué será de estos días?

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Gabriel_saia, 13 de Enero de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 556

  1. Gabriel_saia

    Gabriel_saia Poeta recién llegado

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    29 de Septiembre de 2011
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    ¡No pasan más! Malditos días… Y pensar que tan solo fueron cinco días; cinco de los más de siete mil que llevo viviendo. ¿Será que son días de sol? Aunque un par estuvieron nublados y reinados por turbias intenciones que no se veían del todo tolerables. ¿Será que me cautivó la amabilidad, qué estoy pensando en algo que no se debe pensar –siendo ingenuo, claro está-? Fueron sus ojos, estoy seguro: marrones y con el arte en ellos, como si fuera una impronta per se, sublime. ¡¿Qué haré?! Yo sé que las cosas, últimamente, no están saliendo del todo bien; sé que mis ojos ya sé ven cansados y tristes; sé que los árboles que tenía plantados ya murieron, poco a poco, por mi vaga razón de seguir jugando solamente conmigo –lo mismo pasó con los cachorros, aquellos que con recelo cuidé-; sé que el invierno ya termina y las gélidas sensaciones, que opacaban mi deseo, ya no estarán (¿ahora quién me detendrá?).

    No pretendía nada. Me pesan los sueños que están fuera de mi espíritu; sin embargo, son esos sueños -no soñados- que me oprimen contra la aparente realidad. Claro está: fui débil en alguna de esas vivencias que no llegue a conocer.

    Escuché su placer, la melomanía que nos une –sin saberlo-. Conozco cierto anhelo de libertad, pues, cualquier alma que se pareciera a la suya, querría ser libre. Nos pasamos horas así: yo y mi cabeza. Cuándo el insomnio me apresa, no le puedo mentir.

    Aclaro: daría lo que fuera por acariciar su pelo; aquello mismo también daría por el simple deseo de que me conozca; daría los ojos –que la observan con cierto falso desdén- por un segundo de sinceridad desmedida; daría todo por sus dedos afligidos que saben hacer tan buena poesía; daría lo que fuere por recitarle algo que tengo por allí, guardado, para ella.

    Y sin embargo, no termino de figurar en estas ideas: quedan pendientes dos cuestiones: sé que nunca lo leerá, también sé que mis letras en sus labios no tienen vida alguna –todavía-.

    Y un arte que es más bien un juego. Que sin sentido nos lleva a ser temerarios; pero, no dejo de creer que, algún día, dejaré de pensar así: puesto que mis odas se derriten en los labios que las citan y se regocijan en el tirano pensamiento: “seremos uno, y uno sin fin”.



    Gabriel A. Saia
     
    #1

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