¡Qué tal que!

En días tan lluviosos me pongo a pensar,

Si tan solo un par de muros es bueno cuidar,

Y a través de una ventana ver la vida pasar,

Y que las decisiones las tome el azar


Pero, y que tal que por muros maderos tuviera,

Y que por ventana una rendija existiera

Costal al hombro y de harapos vistiera

En lugar de un paño, un lino, o corbata ligera


Y qué tal que a este cuerpo un pavimento acogiera,

En vez de un flor morado cada noche en su lecho

Tarde a tarde, noche a noche en una esquina cualquiera,

Con un amplio roto cielo gris por techo


O qué tal que encontrara en el vicio

El calor de un amante que curara mis fríos

Un cigarro, un porro, cualquier polvo o indicio

Que fuera propicio para ver bohíos.


(Inspirado en 'habitantes de la calle' de Bogotá, quienes sufren las inclemencias del frío y las lluvias).​