Querido amigo

Querido Amigo,
lo llamo así por compromiso de palabra,
usted a mi no me conoce
más yo de usted lo conozco de mirada.

Usted es ahora quien comparte su cama
y cree ser el dueño del amor y de su alma,
del mismo amor que un día creí ser yo el afortunado
y hoy lo veo como parte de mi pasado,
no lo digo con coraje... lo digo como una aclaración
de porqué le llamo amigo sin conocernos los dos.


Yo se que usted se esfuerza por cautivarla,
que la trata como la reina que un día la traté yo,
permítame decirle… ¡que muchas cosas intenté por su amor!
y ninguna tuvo de ella la aceptación


La dibuje, la pinté y la describí entre mis poemas
y mis manos nunca se cansaron de atenderla,
fue mi musa, mi amiga y mi amante
mi compañera de aventuras y de viajes.

Así que no piense amigo que yo no he hecho algo parecido.
...La llene de flores y de miles de detalles
para que un día me dijera que tenía que alejarse…!


Querido Amigo
a estas alturas entenderá mi preocupación,
pues le digo como hombre que su esfuerzo,
¡para ella no tiene ningun valor!

No quiero herir los pensamientos suyos
y los de ella peor,
solo quiero que tome por consejo:
“que amar no es en ella una opción”


Ella es diferente a cualquiera que hayamos conocido los dos,
ella es águila real de esas que abre sus alas y se va sin avisar,
ella es un torbellino de interminables emociones,
que no requiere de ningún hombro donde apoyar sus preocupaciones.

Ella nació libre y ni usted ni yo podremos atraparla,
y aunque no lo crea, sin duda en este momento,
otro es quien le roba la mirada.

Querido Amigo,
¡ha estas alturas, creo que ya no hay amistad!
usted sin duda sentirá que soy su rival,
¡y créame que le juro por el Cristo de mi religión!
que no es ese el motivo de escribirle, mucho menos la razón.
solo he querido contarle para que no sufra, lo que he sufrido yo.


Y no se confunda al creer que ella no vale pena,
al contrario yo aún la busco,
para vivir de sus caricias ajenas...
...si, nuevamente he posado mis labios en su boca
y he sentido lo que usted siente cada vez que usted la topa.


Querido Amigo lo diré por última vez,
no se aferre a sus labios, a su mirada ni a su piel,
váyase preparando para compartirla más de una vez,
y si aún, a pesar de todo, como yo, la sigue amando:
Escriba una carta para el que esté en el lugar de Ud.



Todos los derechos reserv@dos
Jhon Barros