Querido Nadie

Querido Nadie:
Las únicas cartas que pueden ser leídas son las que han llegado. Obvio decir que esto no ha sucedido nunca. Excuso mencionar que no existes, procuro no esclarecer más aún, el absurdo de escribir a quien no es.
Aún así lo hago, escribo a lo inexistente.
Por todo esto, despierto después, como los dioses en su audaz vigilia, entre el aura, a través de un pétalo, en todos los jardines de jazmines heredados por nómadas caminos de sonetos, en instantes ausentes de ausencia, en trenes de noche y vuelos de mirlos, me separo en sílabas,en las líneas del tiempo.
Despierto en la armonía subyugante, donde los elementos conspiran en hexámetros ocultos en niebla. Yo no soy tierra, ni tiniebla, soy rama de árbol que sostiene las verdes hojas, y voy hacia la perspectiva alternativa del agua bajo los puentes.
Despierto violencia de caballero errante, como dos pájaros enzarzados en un duelo a muerte, como una Dánae, sedienta, Griega, decepcionada de que todo sea un diálogo de bruma, un sonido que pasa, y no permanece.
Despierto destello mitológico en la selva, donde sombras inexactas se concentran alrededor de virtuosas musas, y yo no soy un soplo, una brizna de hierba, el eco que repite incansable la última vocal acentuada, el suspiro anhelante en el puerto, la arquitectura de la muralla, mientras el último dragón la mira desafiante.