¿Quién mejor que tú?

Ya puedes ir y venir,
pensar, soñar; ¡o escribir!,
que es bella forma de amar,
de llorar o de sentir,
la más hermosa, quizá.

Que hay otras cosas...
pues sí; olvida, mejor así.
Nunca va estar en tu mano
ser, de verdad, ciudadano.

Eres un esclavo libre,
puedes sentirte contento,
aunque, tu racionamiento,
con justicia o sensatez...
muy poco tenga que ver.

Por un puñado de grano
o a cambio de un triste sueldo,
trabajarás para un amo,
o al paro, que es un destierro.

Pero abraza bien tu historia
que esos amos de que hablaba,
los dueños de la Hacendad,
no se apoderen de ella
y te escriban ¡tu verdad!

Ánimo, que aún estás a tiempo
de escribirla como quieras,
con tachones y remiendos,
hazlo tú, ¡y a tu manera!

 

Eso es: Nosotros somos dueños de nuestro destino, pero debemos reunirnos y hablar, por turnos.

 

poema con tintes de reclamos.... saludos

 

A ver si pudiéramos ser capaces de escribir esa nuestra historia como queramos. Magníficos versos, querido Manuelo.
Te mando un abrazo muy fuerte.
Salva.