Quizás...

QUIZÁS...

Y mi espíritu, que es débil, se lamenta
de su falta de viveza y de osadía.
¿Es, quizás, porque la noche vence al día
con las mañas de una suerte truculenta?

Mientras tanto la curiosa e irredenta
soledad, que de ilusión está vacía,
se complace con llenar el alma mía
suavizando mi garganta tan sedienta.

El castillo con los naipes embrujados
se derrumba como tantos ideales
por las fuerzas del destino mutilados.

Y los gestos inconscientes y banales,
por el mago de un futuro reforzados,
se convierten en sonoros manantiales.

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Un poco filosófico se ha escrito... pero ¿qué le vamos a hacer, si no puedo controlar la pluma? Abrazos. Vicente.

 

Siempre me he fijado en tu facilidad para hilvanar o encabalgar unos versos con otros estimado Vicente, algo que bien hecho como es el caso, le da una continuidad y ritmo al conjunto del poema y armoniza su lectura.
Muchas gracias por compartir tu arte, amigo.
Un abrazo.

 

Agradezco muy sinceramente tu comentario, Antonio... Siempre es un placer recibir tu visita. Un abrazo fuerte. Vicente.

 

Los elementos que atribulan o de naturaleza aciaga, pasan a ser elementos que conforman el universo del sujeto. Éstos elementos se dulcifican como intentando justifcar sus maniobras:

Mientras tanto la curiosa e irredenta
soledad, que de ilusión está vacía,
se complace con llenar el alma mía
suavizando mi garganta tan sedienta.

 

Gracias por dejar tu huella, amigo mío. Chu.