Rasgados

Por el momento no recuerdo en qué lugar dejé mis zapatos debajo de la cama. Sé que remotamente vigilan mis pasos descontentos con su propia desnudez. Eso sería el regocijo fresco de los pies.
En cuanto aparece Venus en algún plano de cielo, salen del exilio a perseguirme. Sin embargo, por el momento no se percibe el aroma rasgado del cuero.
Intentan entrometerse en mis días y solamente los hago esperar.
Todas mis huellas son gaseosas; ellos obsoletos, remansan sus cordones en el agua deshilachada que consiguen en goteras amarillas o grisáceas; sirvientes sórdidas del techo bajo piel.

 

Profundas letras llenas de sensibilidad y sentimiento. Un placer leerle

 

Muchas gracias por tus palabras. Gracias por visitarme.
Saludos.