Rechinando el cielo con el despi

Después de presentar su currículum vitae en el departamento de recursos humanos del Centro Cultural Tijuana; el Despi tuvo la genial idea de anotar su nombre en la lista de escritores locales que habrían de participar en el XIV encuentro literario de las californias. A realizarse del 25 y 26 de Septiembre de éste año en el omniteatro de este noble y estrambótico paquidermo cultural. No es un reclamo a Alfonso; pero sí tarjeta amarilla por no cubrir las cuotas de descompensación neuronal en mi partner, conocido en el mundo de la farándula como el despi (con minúscula, le gusta pasar desapercibido).

Después de quedar literalmente apantallado con los nobles consejos del mahavisnu de las black feders: Al Iivaba fon Sohashmon, se metió de lleno en sus zumbadores poéticos. Apenas salía a probar bocado. Convencido de la revolución poética estaba a la vuelta de la esquina éste mes patrio; “Que lejos estoy del cielo donde he naciiido, iinmen…”. Y las luces herían de fugacidad multicolor la piel de la noche. Rehiletes, peleas de gallos, algodón rosa y el cuetero, ese sí atracito en el recuerdo; allá en lo oscurito, prendía con su cigarro marca delicados y ovalado, la mecha del cartucho atado a un pedazo de carrizo. Estiraba el brazo y el cuete envuelto en un escándalo de chispas salía en un rechinido fulgurante deseando alcanzar la luna, sin la persistencia necesaria, al verse en el extravío nocturno desilusionado estallaba su carga. Algunas astillitas de tiempo después, aquí abajo, se escuchaba un latigazo que se iba rebotando entre los calles del pueblo. Esta tertulia pirotécnica envuelta en el bicentenario que ya marcha triunfal bajo el arco Onomatopéyico del triunfo. Se sucedía dentro del cuarto del despi. En la parte trasera de mi casa. Mismo que ha decorado con fotos amplificadas de la Lila Down’s enseñando pierna y las Chichis Sisters Blues. Recortes, también amplificados, de algunos comentarios suyos que han aparecido en la web mundial y algunos correos de algunas admiradoras que ya se empiezan a organizarse al grito de: “Despis del mundo uníos”.

Desde mi estudio en el segundo piso alcanzo a ver una columna de humo que sale del cuarto del despi y algunos resplandores. Bajo las escaleras alarmado. Busco el celular en la bolsa del pantalón. Nunca se sabe. “…mejor baila sola que con Don Pomposo…”. Se escucha atrás de la puerta. Toco. ¿Quién? Pregunta. ¡Yo! Respuesta. ¿Quién es yo? Pregunta ¡Pos yo! Respuesta encabronada. ¡Voy! Anuncia. Momentito, momentito; ya merito. Corazón se escribe con ache o sin ache? Pregunta. ¡ABREE! Desafino. Lo escucho murmurar hasta que con el tan tán de la canción del Piporro por fin abre la puerta. Me invita a entrar con una reverencia estilo Luís XVI. ¿Qué es ese maldito humo? Pregunto. Son papeles con poemas. Respuesta. ¿Cómo se dice … abstracta. No Ultraiquiénsabequé? Bueno da lo mismo. Creo que sería demasiado para los parvulitos que me van a acompañar leyendo. ¿Y ese olor a pólvora? Pregunto. Son los recuerdos. Responde.

“ Mira quiero enseñarte mi nuevo zumbador. A ver si me das tu opinión, nomás para el tantello”. Dice el despi. “Ya vez ¿Quién te ayuda a supervisar. Cómo les dices. ¿Mis testículos, como el lobito? Está bien, suspiro, me acomodo los lentes para leer y leo dan:



Zumbador Cromático 96





el color de las Casiopeas
el color de la insurgencia
el color del apapacho
del subsuelo
y el alma de las flores
el color de la soledad
los desvelos
y la tortura
el color del sobresalto
del delirio de Mozart
la verdadera chingonería
la neta:
el rojo

 

bienvenido esperamos leerle prontamente sus obras