Recordar

Las calles
pronto se revestirán
de lúgubres mentiras,
ensombrecerán el espectáculo procaz
de las máquinas que atraviesan los pueblos
que yacen fatigados bajo peso injusto, oneroso,
del fruto ecumene,
del tiempo que ya no alimenta
sino canciones populares
entonadas bajo el abrir
de las cansadas flores de pólvora
durante las noches vacías, deshabitadas;
durante la vida de las contradicciones
y en las aguas del fracaso
que ya no yacen en el devenir
del alcantarillado precortesiano
y que más no contacta
con la vieja aristocracia,
aquella que apuñaló con brío
el corazón de las causas justas que,
envueltas en concupiscentes llamaradas,
derretían con suma elegancia
las fotografías de los paisajes de ensoñación
y fiestas vueltas nada sino un título,
sí, un título de honor abandonado en rieles,
conduciendo al pesimismo gatuno
de aquellos que sólo merodean
las bardas fronterizas
para proteger a la mujer,
aquella disfrazada en sábanas
durante las noches frías
y las madrugadas asoladas
por la masturbación o el coito interrumpido,
y que desde entonces,
no han hecho sino esbozar insuficiencia
de mi memoria redimida,
reclamándome palabras
que más no puedo recordar.

 

Se percibe un cierto coraje y rabia en tus versos. Tienen fuerza, definitivamente. Un placer leerte.