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Recuerdos de Florencia

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Luis_Videla, 1 de Junio de 2006. Respuestas: 11 | Visitas: 1819

  1. Luis_Videla

    Luis_Videla Poeta adicto al portal

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    Si la memoria no me engaña, llegué a los jardines Boboli, detrás y a un costado de la Piazza y del Palazzo Pitti cruzando el Arno por el Ponte Vecchio, una hermosa mañana de sábado, cuando aún no habían empezado los calores del verano.

    Era la época cuando una multinacional me pagaba el sueldo, los viajes en primera en los aviones y los hoteles cinco estrellas mientras yo hiciera mi trabajo. Lo hacía, claro está, y lo más rápido posible, para poder disfrutar el lugar al que había arribado y en el que debía permanecer por unos días. Así, tuve el privilegio de conocer una gran parte del mundo.

    Los Jardines Boboli, los sábados y domingos, se llenan de paseantes, turistas y familias que van de picnic, con las canastas a cuesta, y en el aire se mezcla el aroma de las flores con los olores más apetitosos del prosciutto, los quesos, las sorpresatas y ese pan que no he vuelto a comer en otro lado. Los italianos, sean del lugar de la península que sean, adonde vayan, llevan la manduca y el bebercio, como suele decirse. Esto es, comida y vino.

    Han pasado más de dos décadas desde entonces, yo era joven, estaba solo y no llevaba canasta ni provisiones y en esa época aún no había kioscos de comidas ni bebidas en varios centenares de metros a la redonda. De modo que, aunque había tomado un suculento desayuno en el hotel y luego un ristretto con pastas en un café cercano a la Piazza dell Signoría, por el aire, la hora y la caminata, en cierto momento sentí que el estómago reclamaba que le echara algo dentro.

    Tendido en el pasto, me había quitado los mocasines y dejaba que el sol me diera en el rostro, cuando escuché las voces detrás de mí. Hice visera con la mano y las vi. Era una bandada de jovencitas llenas de vida y pletóricas de hormonas. Todas me parecieron hermosas, que recuerde. Pero una... una me cautivó.

    Lucrezia.

    El cabello lacio, del color de la miel, la piel blanca con un toque de olivo, los ojos grandes y la sonrisa más hermosa que pueda imaginar. Me asaltó la imagen de una madonna renacentista, cuando los Médici alquilaban condottieros como guardaespaldas y eran dueños y señores de las cosas terrenales, de la vida y de la muerte.

    Con un endeble argumento, a medio camino entre la excusa y la verdad, me acerqué a ellas y en mi pésimo italiano de aquellos días (ha mejorado, ahora sólo es malo) les pregunté –así, al montón, pero mirándola a ella–, adónde podía encontrar un lugar para comprar algo de comer y de beber.

    Habían desplegado un mantel a cuadros y de una canasta de esas que se venden en los negocios cercanos a Santa María Novella, sacaban manjares que me hacían agua la boca. Mi estómago estaba vacío y rezongaba. Pero ella, Lucrezia me lo llenaba de mariposas.

    Secretearon entre todas y no me indicaron ningún lugar, sino que a cambio me invitaron a sentarme y compartir el pan y el vino. Mejor dicho, Lucrezia tomó la voz cantante. Como dicen en Sicilia, debía habernos dado el rayo.

    Su carácter y la soltura con que empezamos a conversar, la reveló como una de esas jóvenes que no se enojan y saben apreciar cuando un efervescente italiano le grita “¡Bbbbbeeeeeelllaa!” por la strada.

    Recuerdo que volvimos solos dando un gran rodeo, Lucrezia y yo. Nos fuimos hasta el Ponte Alle Grazie y en el trayecto, hablamos de Florencia y de nosotros. Padre suizo-alemán, madre italiana. Buena sangre, temperamento de fuego. En algún momento mencionó Zürich, por trabajo de su papá, y seguimos caminando. Me habló de un instituto donde terminaba sus estudios y de su vocación por la etnología.

    Ese día supe cuanto de magia tiene observar Il Duomo de Santa María del Fiore desde las murallas del forte di Belvedere, a la caída del sol, acodados en las almenas de piedras centenarias.

    También ese día –cuando ya la noche se había cerrado–, aprendí que esa mezcla de sangre que le circulaba por las venas y en principio del verano, puede transformar a una jovencita en una soberbia mujer apasionada.

    La juventud y la incipiente liberalidad de aquellos tiempos, hicieron el milagro que era necesario en ese momento.

    Nos hicimos el amor durante el resto del sábado y todo el domingo en su cama, en un departamento que caía cerca en una cortada cercana a la Via Guelfa, en la proximidad de San Marco. Me cuesta recordar –¿no son curiosas las trampas que nos tiende la memoria?–, pero al menos conservo una imagen, difusa pero muy tierna, de ella, de rodillas en la cama, apenas perfilado su cuerpo por la luz de la mañana, empeñada en encontrar las mangas de la blusa que había quedado hecha un bollo en el piso.

    Al atardecer, la acompañé a la estación de tren, porque volvía con sus padres. Prometimos escribirnos y lo hicimos durante bastante tiempo.

    Después, la vida nos llevó por diferentes caminos, en una época en que aún el correo electrónico no era la forma de comunicación más rápida y eficiente, porque no existía.

    Así, recuerdo más, detalle menos, conocí fugazmente a Lucrezia. Así, sin más remedio, no pude menos que quedar prendado de Florencia.

    Sueño, cada noche, volver algún día a esa ciudad mágica, aunque aquella jovencita ya se haya ido.
     
    #1
  2. Mariela Marianetti

    Mariela Marianetti Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Bello Y RomÁntico Relato, CompaÑero, Hermosamente Descripto Y Transmitido.

    Te Saluda.

    Mariela.
     
    #2
  3. luz

    luz Exp..

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    Te leo corazon y esta bella historia...Y pienso en Florencia y su magia...
    La tierra que vio nacer a mis abuelos y a mi padre y de la cual tambien el privilegio de visitar......Recuerdos que vienen a mi mente...
    Gracias por trasportarm en tu viaje...incriblemente y esas cosa que tinen el destino...
    Transitamos los mismos lugares...
    Sueño regresar muy pronto a ese lugar....
    tuya Lucecita
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    #3
  4. almacautiva

    almacautiva Poeta adicto al portal

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    Vaaaaaaaaaa... yo también quiero volver a Firenze,
    Luis, y lo haré algún día.
    Hay demasiadas cosas que me quedé sin ver,
    aunque en Florencia es imposible no perderte nada.
    Precioso relato, y además me hiciste recorrer
    esa ciudad de sol, helados y bicicletas.
     
    #4
  5. luz

    luz Exp..

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    Vuelvo a leerte y a imaginarte en aquellas calles de Florencia...
    Hoy me gustaria recorrerlas nuevamente pero de tu mano
    la magia del amor lo dirá
    y el tiempo lo confirmará
    Mi beso a tu despertar
    Lucecita
     
    #5
  6. luz

    luz Exp..

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    Volvi A Leerte En Esta MaÑana Gris...mientras Imagino Un Bello Viaje...
    Un Beso Que Te Despierte Dulcemente
    Tu Lucecita
     
    #6
  7. Luis_Videla

    Luis_Videla Poeta adicto al portal

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    Gracias, Mariela, por tu generoso concepto para este mini cuento, un pequeño cofrecito de recuerdos.
    Un afectuoso saludo,

    Luis
     
    #7
  8. Luis_Videla

    Luis_Videla Poeta adicto al portal

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    Con años de diferencia, Lucecita, transitamos los mismos lugares, sí. ¿Por qué no estabas allí cuando pasé yo por última vez? Hubiera sido estupendo compartir un helado o un ristretto, sentados en la vereda, mirando a los turistas japoneses perpetrando desmanes con sus máquinas fotográficas.
    Uno de ellos, un irreverente que estaba a punto de pisar la tumba de Galileo, se llevó de recuerdo el empujón que le dí en Santa María. :::sorpresa1:::
    ¡Pisar la tumba de Galileo! ¡Habráse visto!
    Nos hubiéramos divertido a rabiar... ¿no te parece?
    Beso muy especial para ti, Lucecita. Abrazo sentido de quien te quiere,

    Luis
     
    #8
  9. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

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    [​IMG]



    TU RELATO SELECCIONADO
    COMO RELATO DE LA SEMANA
    EL SÁBADO 3 DE JUNIO DE 2006


    CON TODO EL CARIÑO DE MUNDOPOESIA
     
    #9
  10. Luis_Videla

    Luis_Videla Poeta adicto al portal

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    Gracias Peter, Julia y al Jurado de la Musa, por distinguirme otra vez.
    Gracias a todos los miembros del foro, por leerme y dejar sus comentarios.
    Gracias por privilegiarme con vuestra amistad y reconocimiento.

    Luis Videla
     
    #10
  11. D.T.D

    D.T.D Invitado

    ¡felicidades, Luis por este reconocimiento! Inposible pasar Florencia por inadvertido. Y aquí tienes la consecuencia.
    Un beso enorme,

    Doménica.
     
    #11
  12. luz

    luz Exp..

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    Felicidades Corazon...para Mi Siempre Seras El Mejor... Un Beso Grandote
    Tuya
    Lucecita
     
    #12

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