Recuerdos entre el odio selectivo y la desesperación

¿Quién no quisiera olvidar el odio selectivo y la desesperación?

Y adentrarse en un laberinto interminable, posible sólo en las fantasías de los sueños, dejar que se pierdan allí los demonios de la memoria. Y despertar y olvidar ese sueño. Olvidar lo malo y tener la vida en un concepto perfecto en el que sólo recuerdas lo que quieres recordar.

Pensar que el mundo es perfecto y tener que reaccionar y aceptar que no es así mientras un pintor se aleja en un océano que él mismo pintó.

La realidad es una sola. La que nosotros mismos nos pintamos...