Reestructuración liberadora

Fulgores, transparentan desahogo,

se mueven horizontes,
juegan con nuestras percepciones,

soles, como armas,

galaxias, como peones,

realidades irreales,
se resguardan detrás de tu ilusión,

caen verdades,
por más que el tiempo las proteja,

caen como cadáveres,
caen como robles muertos,

explotan mis nociones,
como escrito abierto,
como masticadas palabras,

todos sentirán mi verdadera miseria,

entre inertes atardeceres,
se resguardan mis miedos más pesados,

lúgubres percepciones,
hacen del frío, hogar,

mortandad y desidia,

nadie aguantará ni un solo suspiro más,

la reminiscente podredumbre,

cae como guadaña,

cae como luna, para ahogarse,

en el mar de todo propio caos.

 

este poema es un grito desgarrado de desilusión existencial. Envuelto en imágenes cósmicas y oscuras —soles como armas, galaxias como peones, verdades que caen como cadáveres— el poema explora el colapso interno del yo, una confrontación con su propia miseria, miedo y caos.


La percepción se vuelve inestable, lo real y lo irreal se confunden, y la verdad, aunque antes protegida por el tiempo, ya no puede sostenerse. La desesperanza se hace tangible: “nadie aguantará ni un solo suspiro más”, expresa un límite emocional y espiritual al que todo ha llegado.


En última instancia, el poema concluye como una inmersión en el abismo personal: la caída de todo —verdades, identidad, sentido— hacia un mar interior de caos. Es una visión poética y brutalmente honesta de la ruina interior, donde ya no queda más que el eco del sufrimiento y la descomposición del ser.

Saludos cordiales