Reflexión 40

Quiero morirme
y dejar de arriesgarme a seguir perdiendo,

porque ya perdí mucho,

no tengo tristeza más cruenta
que la que se deposita en mi mente,
la que no se puede explicar,
ni mucho menos atenuar,

batallamos ciegamente,

batallamos sin escudo,
con una espada cansada,
y con un cuerpo que se agrieta
antes las luces de la guerra,

deseo no caer,
deseo permanecer
en donde mi mente descanse,

deseo el placer de la muerte,
si la desdicha me alcanza,

deseo no emerger y quedarme solo,
deseo no pensar en el sol,
porque con cada luz me inmolo,
y me olvido pensando en algún cielo,
que aún me desangro
en el suelo más sucio,

cansado de adelantarme al futuro,
cansado de observar a un punto fijo,
con tanto horizonte que nos inunda,

cansado de soñar,
porque la realidad supera
a las peores pesadillas,

cuento años,
cuento tiempo,
que se me disuelve de entre los dedos,

cuento sueños,
como cuento suspiros,

dejaré de contar, cuando deje de vivir,
y cuando muera, no habrá noche,

¿como constatar la constancia
de una estrella?,

somos frío y vidas ofuscadas,
imploramos por futuros,
coleccionando pasados,

necesitamos
que nuestras heridas sangren,

necesitamos ver desorden,
para crear armonía,

necesitamos el dolor,
para por fin sentir calma,

necesitamos tormento,
para florecer con la lluvia.