Reflexión 54

El amor está en todos lados,
menos en donde vos lo busques,

las migas qué dejan los afortunados,
son añoranzas de un desperdicio libre,
son inicio de una libertad caótica,

no hay ser que obre regalando su vida,
las sendas de oro no son cauces,
son fauces que nos coptan,

las circunstancias son dueñas del destino,

y los dueños de su vida
son esclavos de sus miedos,

toda prisión aborrece la soledad,
no hay peor ciego que el que no quiere ver,
no hay peor esclavo
que el que se jacta de no creer
que está siendo observado,

todo final comienza
cuando el tiempo se derrumba,
todo comienzo termina
cuando un tiempo nuevo ha de nacer,

cuando seamos destello imborrable,
quizás seamos dioses,
pero ahora la tierra es barro,
y cualquier pozo en donde acomodarse
es tumba,

la última luz es último latido,
pero el primer latido,
es condena asegurada,

pasajes de almas eternas,
forman vórtices de luz infinita,

¿dónde hemos de redescubrir nuestro ser?
¿dónde hemos de descubrir
la certeza de un acierto humano?

paisajes de tenues pausas,
aún no nos damos cuenta
que caminamos sobre suelos de muertos,

aún no nos damos cuenta
que esos muertos
seremos nosotros.