Reflexión 59

Sentimos al viento que advierte,
lo que la sangre siente,

lo que el cielo refleja,

sentimos temor,
cuando los días no nos acompañan,

creamos temor,
al promulgar lo que el pasado no ha sembrado,
lo que el futuro aún no ha cultivado,

ignoramos lo que el tiempo esclarece,
aún cuando el desastre se materializa,

ignoramos la realidad
y todos sus posibles factores,

sentimos vacío,
y nos refugiamos en la distracción,

sentimos dolor,
y nos refugiamos en el silencio,

vivimos
y no queremos vivir,

rezamos por esperanza,

rezamos por prosperidad,

rezamos porque solos
no podemos cambiar nada,

ni siquiera nuestra ignorancia,

condenamos el placer,
porque nuestro placer nos da culpa,

martirizamos la libre creatividad,
porque va en contra
de nuestra débil valentía,

¿qué deseamos?
si nos da miedo pensar,

¿qué pensamos?
si nos dan miedo las verdades amargas,

¿qué sabemos?
nada,

la muerte, es escozor para el maldito,
porque todo ser honrado sabe,
que no hay infierno que lo espere,
cuando uno aún vive en el cielo,

la muerte es temor
para el que valora su miedo,

la vida es clamor
para el que observa sufrimiento,

el final es solo certeza
de todo martirio iniciado,

terminará de caer lo que hubo de subir,

como la lluvia en constante ciclo,

las tristezas serán alegrías,

las mentiras serán verdades,

como todo lo que tiende a aguantar,

cederá por el tiempo,

hasta desprenderse de lo que no es,

y lo que no es, no será.