Refugios de mudanza

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Dedicado a Mario​

REFUGIOS DE MUDANZA

Los bares son la Arcadia del humano
que escapa del marasmo de la vida
huyendo de su endémica guarida
en busca de la carne del hermano.

Singular magnetismo en lo mundano;
en la arruga del viejo sin salida,
en la voz del amor y su embestida,
en lo genuinamente cotidiano.

Los bares son refugios de mudanza,
mudanza de la inercia circular
que arroja el traje gris de la templanza.

Sé calavera, ¡déjate llevar!,
inclina con cariño la balanza
y siente cómo para de nevar.


Kalkbadan
Madrid, 26 de noviembre de 2014


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Impresiona este soneto puro, me ha encantado por la fluidez del mismo, por las ideas y por el lenguaje planteado, además de la perfección externa e interna, saludos, lo he disfrutado por sus metáforas y elegancia, que pases bien.

 

¡Hola Darwinsin!
Me alegro de que te gustaran estos versos, que no son más que un humilde homenaje a aquellos bares fascinantes en los que una amalgama de factores, —la luz, la distribución del espacio, el contacto humano, las vidas diversas, la belleza de lo cotidiano, la música, el camarero, la cristalera de la entrada—, los convierten en templos en los que se hace mudanza, y aunque sea por un instante, uno olvida el frío del espacio exterior. La cristalera de la entrada de estos bares con numen, media entre la inercia circular de la insidiosa rutina y el calor que se siente al salir de ella... aunque sea por un momento.
Un saludo y gracias por dejar tu huella.

Andreas

 

Magnífico! No le falta y ni le sobra nada! Y no hablo de métrica.
Saludos. Home.

 

Gracias Home por tu paso. Cuando pretendo abarcar mucho en un soneto el resultado suele ser una maraña confusa y pretenciosa. Me alegro que lo consideres completo; es una opinión que me congratula. Saludos, compañero.

 

Tanto se podría hablar y escribir sobre estos "templos" urbanos y paganos de la cotidianidad, y a menudo entrañables, (hasta los cutres pueden llegar a tener su encanto con el paso del tiempo y los recuerdos), ...como cantaban los Gabinete Caligari en su "el calor del amor en un bar", jeje. Me confieso un amante incondicional de estos establecimientos y del buen cañeo en buena compañía...

Sé muy poco de clásica, pero me encantó tu soneto (y los últimos versos llegan hasta el hueso..., jeje)

Mi sincera felicitación, Andreas. Un abrazo, compañero.

 

Hola Libra! Templos de lo cotidiano, sí señor. Con la vida "monógremial" que muchos practicamos la variedad humana que en ellos te encuentras es un auténtico aprisco de paz y esperanza. Un abrazo, compañero.

 

Un excelente soneto, Andreas, merecido homenaje a esos lugares que, como decía algún comentatista anterior, no es necesario que sean de altura ni con lujos, pues los hay bien sencillos, con muy pocas mesas y algún recoleto rincón en donde pasar ratos muy agradables solo o en compañía de otros; me gustan especialmente esos en donde hay mesas cerca de una vetana acristalada tras la cual puedes ver la calle con su bullicio mientras saboreas lo que hayas pedido. Están también esos donde el que guste de hacerlo (que no es mi caso) se cuelga a la barra copa tras copa en una noche en la que la soledad reina en el acongojado cliente que, deprimido, toma al camarero de confesor y se pone a contarle sus cuitas. La barra, en muchas ocasiones, hace las veces de divan de siquiatra también.

Mi felicitación sincera, amigo.

 

¡Hola Juan!
Efectivamente hay bares con numen que por la razón que sea resultan encantadores; a veces los bares más sencillos, aquellos de "toda la vida", son los que mayor atractivo tienen: les cubre la belleza de lo cotidiano. Tengo al igual que tú una especial fijación por el ventanal de la entrada, en la que uno puede quedarse absorto con el mudo trasiego del mundo exterior. Yo practico especialmente la modalidad del que se aferra a la barra y no la suelta, jaja. Lo que más me gusta de los bares es el contacto humano con gente que la rutina diaria te impide encontrar.

Gracias compañero por tu paso. Me viene estupendo que un conocedor de clásica como tú examine los versos con ojo crítico.
Muchas gracias, y buena semana.

 

Garito de la caña y el pinchito
y amparo del que siente soledad,
pidamos otra ronda que yo invito
y brindo por el verso y la amistad.

Qué bueno te quedó, compañero,
los bares son algo más que un lugar
para emborracharse.A veces son una isla
en un mar de crueles realidades.
Un abrazo y ¡ salud !

 

Un bonito soneto nos dejas Kalkbadan nacido de tu
inspiración para poder disfrutar de una fluida lectura
de principio a fin con un interesante contenido.
Ha sido un placer poder pasar por tus le tras.
Un abrazo. Tere

 

¡Hola Rosario! A ti te quedó de lujo el serventesio que me regalas, compañera. ¡Gracias!
Desde luego que sí. Creo que mas de uno emplea ciertos bares como aprisco para mudar el traje gris por el contacto humano.
Un abrazo, y buena semana.

Andreas

 

Gracias Nube Blanca. Me alegra que considerases el poema fluido en su conjunto.
Gracias por dejar tu huella en estos versos.
Un saludo, y muy buena semana.

 

Buenas, Antonio. Un placer tu paso por estas letras.
Quedo satisfecho por tu consideración hacia el poema.
Espero que sigas bien, compañero.
Saludos.

 

Genial soneto, me gusta el primer terceto, donde realzas la sencillez de un bar como un lugar donde se rompe toda monotonía. Sigo el paso por tus letras. Un fuerte abrazo Kalkbadan.

 

Hola Luis: me alegra tu opinión sobre ese primer terceto, que efectivamente habla acerca de cómo algunos bares son refugios para el cambio, para encontrar un momento de sosiego para el "yo".
Un saludo y gracias por tu amable comentario.

 

Un buen soneto amigo Kalkabadan, donde compartes la idea de la mudanza en los bares, menos mal que a mí no me gustan, jajajajaja. Un placer estar de nuevo en tus letras.
Un abrazo.

 

No, si a mí tampoco, jajaja
Gracias, compañero, por tu comentario. Me alegro de que te gustara.
Sigue bien Ricardo.

 

ya era extraño no leerte, pero te encontré entre las hormiguitas, por ahí andando en escabullidas, y vaya mudanza la que nos regalas, siempre habrá otra opción, grato leerte, abrazos a la distancia y muchos kikos

 

jaja
Pues, sí, la verdad es que no me visitan las musas últimamente; no les debe de gustar mucho el ambiente de bar.
Un abrazote, compañera Marian, y muy buen mes de diciembre.

 

Muy bueno este soneto Andreas a esos lugares que algunas personas utilizan de socialización cotidiana, lugares de encuentro que casi todos hemos frecuentado en momentos determinados. Tus versos me han hecho recordar el estribillo de una canción:"Es la falta de amor la que llena los bares".
Un Abrazo Poeta

 

Muy buen comentario Valentina; los tiempos que corren convierten en ocasiones a la vida en un gris carrusel, páramo sin amor, en el que el tiempo es hojeado a una velocidad pasmosa.
Existen bares en los que la gente deja aparcados, aunque solo sea por un momento, sus problemas y frustraciones. Y beben del venero de lo cotidiano, de aquellas sencillas cosas que olvidamos en nuestra alocada carrera a ninguna parte.
Un abrazo, compañera.

 

Hola Andreas, las barras son testigos de muchas cosas,
creo que alguna vez lo he dicho,
tan testigos como la luna.
Bueno hoy vengo a dar el toquecito, cabrón? ajjjaj

Es que antes, hace tiempo ya, ayudaba en un bar de vez en cuando, al salir de mi trabajo,
colaboración voluntaria, ni un chavito me daban
y no te imaginas lo insoportable que a veces es la peña,
o somos,
ni te imaginas, lo que es que te digan , hazme un café,
ostia, algo que parece tan inocente ajajajaj
un café, uff, si yo te contara, la de gritos que oyes,
claro que hablo de un bar de barrio en mi ciudad, no de la cafetería del Pallas,
un café, tu lo haces exactamente igual siempre,
pues a unos le esta cargado, a otros flojo, a unos largo, a otros corto,
a unos caliente, a otros frio, a otros amargo, a otros dulce,
eso un café solo,
si es con leche, es la ostia tambien
café con leche,
templado sin espuma y manchado.
templado sin espuma y cargado
templado con espuma y templado
cargado con espuma y cargado

caliente sin espuma y cargado.

ajajajaj sigo? Insoportables, te lo digo de verdad.

Un besito Andreas, perdona mis locuritas.

 

Este poema para mi es espectacular, con una perfección exquisita. Mis aplausos.

 

Jaja! Me im

J

¡jajaja! Ser camarero debe ser jodido. Como cliente tengo un máster en bares y sé de lo que hablas.
Hay algunos, y no precisamente perfumados de lujo, que tienen una paz y unos tertulianos que ya quisiera para sí el Café Gijón. Bares pequeños que se convierten en la sala de estar de sus dueños, bares no presuntuosos, bares que subliman lo cotidiano. A estos templos de esperanza va dedicado este poema; donde uno se da cuenta de cuan mejor sería la vida si el contacto humano, el amor, fuera lo rutinario, y no lo excepcional.
Y tu comentario, Elenita, como siempre, genial.
Gracias, compañera, y buen fin de semana.

Andreas

 

La verdad es que tu poema me inspiró y me dejé llevar.
A veces me suena la flauta por casualidad
y estoy segura que de haberlo buscado no me sale
Un beso y feliz semana

 

Hola Rosario! Pero tus comentarios son especiales, compañera; son poemas en sí mismos.
Un abrazo y sigue bien.