Reposo

La espuma del mar se asienta
sobre una arena ya tibia
y bajo la tarde lenta
fruto de un sol que no alivia.

Mis pasos que van marchando
por sendas improvisadas
de a poco me están llevando
hasta las aguas saladas.

Y un ave de altivo vuelo
va huyendo en su rumbo incierto,
y da su caricia al cielo
como el alma del que ha muerto.

Murmullo de oleaje manso
para el paisaje costero,
y para el feliz descanso
de mi libre derrotero.

Con mi cuerpo de equipaje
me encamino hacia la playa
para terminar el viaje
donde Dios quiere que vaya...

Y ahora vivo expandido
en la sensación acuosa;
ya no me siento perdido,
ya mi ser final... reposa...

Ya no me siento perdido,
ya mi ser final reposa....
ya no... me siento... perdido....
ya mi ser... final... reposa.


Ariel Carrizo Pacheco

 

Gracias Ricardo, las octosìlabas, màs allà de lo que se exprese, tienen por lo general esa musicalidad tan especial que brota de su estructura sencilla. Estoy pensando en cambiar el 4º verso por "sobre una arena ya tibia".

Muy amable al dejar tu comentario. Otro abrazo para ti!

 

Muchas gracias Tere! Què lindo saber que has pasado un momento por esa playa serena. Eres muy generosa en tu apreciaciòn. Un abrazo y hasta pronto. Ariel

 

¡Gracias por tu atenta opinión! Sí, he cambiado ese verso, tal como le comenté a Ricardo que pensaba hacer, por éste: "sobre una arena ya tibia"; evitando así el uso del plural. Mis cálidos saludos!

 

Muchas bendiciones también para ti, Siempre Geralda! El agradecido soy yo por tu gratificante comentario; ¡hasta pronto!

 

Buenas noches Elhi, agradezco el comentario. Son versos que tratan de transmitir cierta calma. Para ello me pareció conveniente recurrir a una métrica breve; una descripción visual y correlativa que delate el interior del protagonista mediante sus apreciaciones sobre el exterior que lo rodea y asimila.

La espuma se asienta sobre la arena , pero a la vez, bajo la tarde lenta; es decir, sobre materia y abstracción genérica. Ese suelo y ese "techo inmensurable" ciñen su avance sobre el oleaje manso. Arena, playa... olas canoras... y una tarde simbolizada por el cielo; nacida del sol veraniego que no alivia...

La última cuarteta la improvisé posteriormente. El poema finalizaba en la sexta estrofa y sin los puntos suspensivos intermedios. Pero al releerlo, sonoramente me pareció inconcluso, de corte abrupto, y se me ocurrió entonces remarcar los últimos versos reiterándolos, enfatizándolos mediante distintos ritmos reflexivos forjados por los tres puntos... Como una obsesión semiinconsciente del protagonista que intenta comunicar los últimos asombros de su espiritualidad, tan sumergida entre las aguas como sus restos.

El poema "La playa"que publiqué días atrás, tiene, desde ya, el mismo escenario pero desde un punto de vista más nostálgico. Comienza así:

De niño soñaba en la playa
con barcos piratas hundidos...
Hacia donde el mar se hace raya
mis ojos miraban perdidos...

Son estrofas a las que además les compuse música.

Espero no haberme extendido demasiado en la interpretación. ¡Gracias por leer mis pequeños versos!