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Requiem de amor

Tema en 'Tu Obra Maestra (en verso)' comenzado por VICSAM, 21 de Marzo de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 1187

  1. VICSAM

    VICSAM Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    26 de Julio de 2015
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    Género:
    Hombre
    Canto de ingreso. Coro

    OH Señor, oh Señor,
    el amor, el amor,
    sensación sublime,
    de gozo y pasión,
    rojo, sangre y ardor,
    que quema las venas,
    y cautiva el corazón,
    corazón que late,
    cantando su nombre,
    recordando abrazos,
    saboreando besos,
    y bellos encuentros,
    bañados de amor.

    Amores intensos,
    amores eternos,
    amores de ahora,
    de ayer y mañana,
    nunca se mueren,
    y van de la mano,
    plantando estrellas,
    en un universo,
    celeste y rojo,
    de amor y pasión.

    Oh Señor, oh señor,
    tú que todo los puedes,
    Señor de los encuentros,
    Señor de los caminos,
    Señor de los destinos,
    trae la paz y el consuelo
    a estas almas felices,
    a este manantial de amor,
    que, en esta vida,
    han llegado al final
    de su camino.

    I.- El.

    Amada mía,
    amor de mi alma,
    tanto tiempo junto a ti,
    que se me ha ido el alma,
    alma que dejó mi cuerpo,
    llorando consuelos de sangre,
    por partir y dejarte amor mío.

    Muda quedó la pluma,
    lloran las letras grabadas,
    con tantos poemas del alma,
    que, por miles de días,
    ofrendé a tu amor,
    mujer de mi vida
    alma de mi esperanza.

    Tantas veces mi piel suave,
    joven y senescente, acarició
    tu rostro de niña inocente,
    y bese tus cabellos de plata, que
    tanto amé mujer de mi ensoñación,
    mujer de mi inspiración,
    mujer de mi esperanza.

    El amor que viví y sentí durante
    mi vida por ti es indescriptible,
    no existen palabras para expresarlo,
    ni medidas para dimensionarlo.
    Fue un sentimiento profundo,
    una fuerza colosal, excedía lo real.

    Un amor tan especial,
    un cariño excepcional e inusual,
    vivido y sentido en ese paraíso terrenal,
    y aún presente y más potente,
    en este campo divino celestial.

    II.- Ella.

    Es tan grande el dolor
    se ha roto el amor,
    se ha ido mi señor
    ya no tengo tanto amor.

    Como duele el corazón amor,
    se me parte el alma mi señor,
    sufro lo indecible por amor,
    ya no tengo su calor.

    Es tan grande el dolor
    se ha roto el amor,
    se ha ido mi señor,
    ya no tengo tanto amor.



    III.- El.

    Mi amor,
    mujer de mi ensoñación,
    es tan grande la emoción
    que no puedo contenerme,
    se ha partido el corazón
    y me falta hasta el aire.

    Llora mi corazón,
    tanto rojo de sangre, y
    me ahogo en mis lágrimas,
    en este inmenso dolor.

    No se contiene mi llanto,
    no puedo gritar mi dolor,
    mi amor ya he partido,
    triste designio de amor.


    IV.- Ella

    Mi alma,
    postrada en una esquina,
    al cielo canta su desdicha,
    por perderte amor mío,
    por tu ida tu partida.

    Es tan grande el dolor
    te he perdido vida mía,
    no hay sentido estoy vacía,
    he perdido los sentidos,
    no te tengo ya te has ido,
    ya no estas para abrazarte,
    para mirarte a los ojos,
    y llenarme de tu brío,
    y ser feliz en tu regazo.



    V.- Coro.


    El Señor de los cielos,
    el designio de los tiempos,
    el guardián de este amor
    ha separado los caminos,
    para reencontrarnos pronto,
    en otro paraíso de amor.

    (Él y ella)

    Oh señor, oh señor,
    dónde está hoy mi amor,
    dónde está hoy mi amor,
    oh señor, oh señor.

    Coro.

    El Señor de los cielos,
    el designio de los tiempos,
    el guardia de este amor,
    a separados los caminos,
    para reencontrarnos pronto,
    en otro paraíso de amor.

    VI.- El

    Es tan grande mi desdicha
    ¡Oh cruel separación!
    ¡Oh destino has cambiado los caminos!
    de este inmenso y gran amor,
    en la tierra hecho raíces,
    cultivando sus jardines,
    hermosas flores los jazmines,
    frutos nobles fiel de este amor.

    ¡Qué será de ella ahora que no estoy!
    extraño sus cabellos,
    derramados en mi rostro mi señor.
    Se quedó incrustada en mi retina,
    su imagen perla oscura,
    recordando los momentos,
    y encuentros de esos días,
    cuando juntos de la mano,
    nos juramos vida eterna,
    e ir por los caminos del amor,
    hasta más allá de las estrellas.

    Mi Señor,
    tú que juntas y separas los caminos,
    lanza chispas de consuelo,
    pon tus manos milagrosas
    y hace mío el dolor de este amor.

    Es tan grande mi desdicha,
    ¡Oh mi señor, cruel separación!
    Has cambiado los caminos,
    de este inmenso y gran amor,
    y vivo cada día esperando,
    el momento del reencontró,
    acariciar su cara hermosa,
    en mis manos color rosa,
    besar sus labios tiernos,
    y decirle que los sueños,
    perpetuos de amor,
    son la razón de la vida,
    vida que es un azul de amor,
    azul milagro de amor.

    VII.- Ella

    ¿Estará en el sinuoso valle de los muertos?
    ¡No por Dios que has hecho mi señor!
    Te has llevado mi alma entera,
    me has privado de razón y de mi amor.
    Hoy lloro mis lamentos,
    y no encuentro el camino
    al horizonte de ese amor.

    Ya no está arrullado a mi lado,
    es helado y triste el amanecer,
    ya no tengo su esencia en las mañanas,
    se fue el beso con la noche empañada,
    no hay jugos y frutas en mi cama,
    solo está su sonrisa en una foto,
    en la pared de mi solitaria habitación.
    ¡Oh Señor!
    Como sudan mis tristezas,
    en esta sábana helada congelada.

    VIII. El

    Que hermosa ensoñación
    fue tenerte amor mío,
    tan grande nuestra unión
    y que inmenso mi amor,
    y cuando ya he partido,
    le susurro a tu oído,
    que tú has sido mi único y
    gran amor, y que mi corazón,
    cantará siempre tu nombre,
    amor de mi ensoñación.


    IX.- Ella.

    ¡Dios!
    Nunca más tendré
    esa sensación sublime,
    cuando me mira a los ojos,
    y me dice que me quiere.

    ¡Dios mío!
    ¡Mi Señor!
    Que será de esta vida,
    sin calor y sin amor,
    soy una sombra,
    no tengo ni siquiera emoción.

    Mi amor, mi amor,
    ya no estas,
    me falta hasta el aire,
    soy un cuerpo muerto,
    vago por charcos de sangre,
    en un mar amargo de lágrimas,
    donde saltan las tristezas,
    clamando por tu ida,
    tu partida.

    ¡Oh cruel destino!
    He quedad sola,
    él se ha ido,
    ha partido.

    Se ha ido,
    el encanto de mis días,
    estoy vacía,
    no soy nada sin su amor,
    no está mi hombre,
    el ensueño,
    mi emoción.
    No soy yo,
    nada soy sin su amor.


    X.- Coro.

    ¡Señor mío!
    Mi señor,
    qué triste tus designios,
    para este gran amor.

    El calor abrasador del amor,
    ha dado paso al invierno
    arrastrando un infierno,
    lacerante y dolorosa
    separación de este amor.

    ¡Señor mío!
    Mi señor…
    qué triste tus designios,
    para este gran amor.


    XI.- El.

    En cada recuerdo viviré.
    Iré contigo al cielo infinito
    y al confín del más allá.
    Nuestro amor,
    supera la vida,
    es un sentimiento grandioso,
    cristalino, puro y divino.

    Este amor
    es un rayo poderoso como el viento,
    tiene la fuerza de los mares,
    el poder del trueno en la tormenta,
    el resplandor del rayo en la oscuridad,
    es la luz y sus colores en la aurora,
    es el cielo estrellado,
    y más grande que la eternidad.


    XII.- Ella.

    ¿Amor de mi vida dónde estás?
    ¡Ya no puedo con tanta soledad!
    Te sueño por las noches,
    que vienes corriendo a mis brazos,
    y mi corazón estalla en mil pedazos.

    Como me duelo el corazón amor,
    estoy triste abatida en un cadalso.
    Dios me muero en mi lamento,
    la tristeza y la pena es mi alimento.

    XIII.- El

    Cuando estés triste mi amor
    no me busques en la lápida
    fría que tiene mi nombre,
    porque no estoy ahí;
    no me busques en las
    procesiones de cruces,
    porque no soy madero
    que debas cargar;
    no me busques en tu dolor,
    porque mi amor no hace daño;
    no me busque en las cicatrices,
    porque he redimido mi alma.

    Tu tristeza volará,
    cuando asumas,
    fui un hombre nada más,
    que paso por este mundo,
    para amarte y adorarte,
    y mañana esperarte,
    en el cielo azul,
    donde siempre he de amarte.

    Soy yo en las letras de mis odas,
    en los versos regalo supremo
    que te ha dejado mi vida,
    vida que tanto te ha amado,
    cariño y amor son mis palabras,
    es mi sensibilidad hecha amor,
    amor y cariño fuiste tú mujer,
    mujer querida de mi alma.

    XIV.- Ella.

    Amor,
    es tan grande el dolor,
    te he perdido mi amor,
    no puedo tocar tu piel,
    ni tu aliento y placeres.
    Por las noches me consumo
    en un fuego de silencio,
    la angustia y la pena,
    para mí son un tormento.

    XV.-Coro.

    El Señor de los cielos,
    el designio de los tiempos,
    el guardia de este amor
    a separados los caminos,
    para reencontrarnos pronto,
    en otro paraíso de amor.

    El Señor de los cielos,
    el designio de los tiempos,
    el guardia de este amor
    a separados los caminos,
    para reencontrarnos pronto,
    en otro paraíso de amor

    XVI.- El.

    En las noches de angustia,
    piensa en este gran amor,
    en mis manos temblorosas
    cogiendo tus cabellos,
    acariciando tu rostro,
    y mis labios cálidos
    diciéndole a tu oído
    que te quiero.

    Mi amor
    has sido mi universo
    mi mujer y mi fin,
    fin que no existe
    para este gran amor,
    y vivo en las paredes,
    en los cielos y en todos
    los rincones de tu habitación,
    y todas las noches,
    velo tu sueño profundo,
    para liberarte del dolor y
    traer paz a tu corazón.

    Amor
    piensa en mí,
    el recuerdo me traerá
    a tu lado una vez más.
    Amor
    piensa en mí,
    y estaré contigo.

    Caminaré a tu lado,
    llevaré cogida tu mano, y
    cuando sientas en tu cara
    la brisa tibia del viento,
    sonríe, soy mis besos que
    recibirás por siempre.
    Sentirás mi presencia
    en las notas musicales
    de tantos compases juntos,
    cuando abrazados bailamos,
    y le decía a tu oído cuanto
    yo te amaba.

    XVII.- Ella

    Oh Señor que día tan sombrío,
    día cruel que apagaste el candil,
    las sombra de la noche me devoran,
    no hay mañana, estoy sola, es el fin.

    Dios
    Señor del universo y el destino
    regálame un segundo y nada más,
    quisiera un abrazo de mi amado,
    decirle que lo amo y que lo extraño.


    XVIII.- El.

    Melodía celestial tu compañía,
    los días junto a ti mi gran amor,
    fueron musas regaladas a mi espíritu,
    que gozó de tanta dicha mi amor.

    Bendito el cielo y las estrellas,
    que iluminaron nuestras vidas,
    y esa luna llena mágica y serena,
    testigo de esa llama,
    que prendió en tu corazón,
    corazón que un día me obsequiaste,
    porque yo era el dueño de tu amor.

    Le susurré a los vientos,
    hasta la aurora boreal,
    que tu querida mía,
    eres la lumbre,
    que encandila a este hombre,
    que graba a fuego en los papiros,
    sus amores y sentires.

    Amada mía, dulce caramelo,
    éxtasis de mi alegría y
    regocijo de mi alma,
    razón de mi vida,
    aire divino por quien vivo,
    mujer de mis sueños y
    de mi ensoñación,
    serás siempre y hasta la eternidad,
    el manantial de mi inspiración.

    XIX.- Ella.

    Hoy Señor,
    ya nada soy,
    es un amor vacío,
    es un amor baldío,
    los ojos son sollozos,
    llantos y gemidos.

    ¡Paraíso de amor
    donde te has ido!
    solo queda un tormento,
    un amor roto,
    vidas sin sentidos,
    sombras oscuras y
    manos temblorosas,
    que buscan sin encontrar
    a mi amor, a ese amor
    que ya se ha ido.

    Oh, oh, ho, oh, oh, oh,
    oh, oh, oh, oh, oh,
    oh, oh, oh, oh, oh.
    Ho Señor, oh Señor,
    que ha sido de esta vida,
    que se ha ido,
    que se ha ido.

    Oh Señor
    que se ha ido,
    ha partido,
    donde está esta vida mía
    oh Señor,
    ya se ha ido,
    oh Señor ya se ha ido.


    XX.- Coro

    El señor de los destinos,
    estrella que ilumina los caminos,
    llenó de luz estos cuerpos y
    pintó sus caras de rojos y amarillos.

    Señor de los cielos,
    Señor de los encuentros.
    Que grande fue ese amor,
    era una sensación plena de amor.

    Estrella que ilumina los caminos,
    que grande fue ese amor,
    que hoy el Señor de los destinos,
    ha cubierto de luto su camino.


    XXI.- El.

    Ella allá y yo acá,
    ella allá y yo acá
    en dos mundos tan distantes
    y tan cerca a la vez.

    Mi corazón salta cuando,
    su rostro refleja la tristeza,
    cuando mira nostálgica la foto
    sonriente en esa indolente pared.

    Y mi alma llora esperando
    en este espacio sin fin,
    que el señor de los encuentros,
    cruce nuevamente los caminos,
    de estas almas, de estos amores,
    que en el universo nunca tienen fin.


    XXII.- Ella.

    Amado mío,
    vida de mi alma,
    flama en mi corazón
    inspiración y mi razón,
    las semillas doradas de sol,
    que abrazaron nuestros cuerpos,
    dieron razón a este poderoso amor,
    que creció y creció hasta exceder la vida,
    y besar el confín del universo.

    XXIII.- El

    Tu allá y yo acá,
    en dos mundos tan distantes
    y tan cerca a la vez.
    Yo te tengo en todo instante,
    veo tu silueta llamándome,
    pidiendo al señor de los encuentros,
    un milagro para vernos otra vez.

    Mi amor,
    mujer de mi vida,
    me he ido para el mundo una vez,
    pero por milagro estoy siempre
    a tu lado, llorando junto a ti
    los consuelos que besan tu corazón,
    y que te traen la calma.

    XXIV.- Ella

    Hombre de mi vida,
    pedazo de mi corazón,
    sangre que me da la vida, y
    sustenta este cuerpo vacío,
    que llora sus lágrimas.

    Porque no te tengo,
    porque ya no toco tu cuerpo,
    porque estoy sola,
    porque ya te has ido,
    porque no te tengo.

    ¡Porqué te has ido
    vida mía!
    dejándome sola,
    en este mar de hierbas,
    envuelto en tinieblas.

    Llora mi corazón,
    sus lamentos de amor,
    se esfumó la dicha,
    se fueron los colores,
    en esta alma plena,
    de placeres y amores.

    Golpeabas mi puerta,
    y estallaba en llamas,
    era tan feliz mi amor,
    de compartir contigo,
    las mañanas.


    Ayer estabas aquí,
    riendo junto mí,
    todo era luz,
    todo era día,
    en esta vida mía.

    Y hoy no estas,
    estoy vacía,
    como te extraño,
    vida mía,
    vida mía.

    Y grito al silencio,
    que termine mi vida,
    para estar junto
    al hombre de mi vida,
    en el amanecer del nuevo día.

    XXV.- El

    Mi amor yo estoy
    en tu cuerpo y en tu alma,
    yo vivo en tus recuerdos,
    soy yo la briza que toca tu cuerpo,
    yo soy el sol que acaricia tu piel,
    yo soy el rojo en la sangre de tu corazón,
    Yo soy la quietud que acompaña tus noches,
    Yo soy la luz que contiene tu soledad,
    Yo estoy en los suspiros y alientos,
    que fruyen de la ansiedad
    y liberan tu fragilidad.
    Yo iré donde tu estés,
    Y estaré en todo momento,
    acariciando tu mano,
    y colmando de jazmines tu alma.

    Cuando me necesites,
    me encontraras en cada palabra,
    de mis versos del alma,
    me encontraras en las postales
    de tantos momentos felices,
    estaré presente en mis sombreros,
    que guardan los olores de mi aura,
    soy yo en las insignias y banderitas
    de naciones que elegí junto a ti,
    en los obsequios brillantes que te di,
    y especialmente viviré dormido,
    en tu sangre que cautivó mi cuerpo
    y alma.


    XXVI.- Coro.

    Al despertar los cielos,
    y fundirse la oscuridad,
    cuando el silencio de la noche,
    se arrodilla ante la luz
    del nuevo día,
    del pozo de los recuerdos,
    brota un milagro de amor,
    un milagro de amor,
    corona de laureles,
    bálsamo de suspiros,
    que bebe las lágrimas,
    y las sopla al universo,
    donde yace el polvo cósmico,
    polvo testimonio de este amor,
    y de las gotas del ensueño
    que empapan las sabanas,
    donde se vivieron
    tantas promesas de amor.

    Milagro de amor
    es ese pozo de recuerdos,
    de donde salen las notas
    musicales, que visten los colores
    que pintan la cara,
    y traen el sabor a los labios,
    del amor del alma,
    ese amor que nunca muere,
    que te acompañará hasta
    cuando viajes a la eternidad, y
    te reencuentres con él, y de la
    mano sentado en un cometa,
    viajen hasta más allá,
    de donde la existencia
    es posible alcanzar.



    XXVII.- Ella.

    Hombre de mi vida
    comparsa de mi alma,
    tus palabras son mi calma,
    contigo en la distancia,
    cierro mis ojos y siento
    tu fragancia, son tus labios
    tibios que besan mi pelo
    en un abrazo de fuego,
    que me lleva lejos
    sentada en las manecillas
    del reloj del tiempo,
    a ese ayer hermoso,
    lleno de besos tiernos.

    Señor de los encuentros,
    Señor del tiempo, gracias
    por este milagro de vida,
    y traer esos recuerdos,
    cuando una noche de luna,
    me juro amor eterno,
    y me dijo sonriente,
    he aquí tu verso:

    1.- Te amo mujer de mi vida,
    tanto que no sé hasta dónde,
    solo sé que hasta mi alma,
    se estremece cuando te veo venir,
    y mi corazón se enciende de rojo
    al tocar tu mano.

    2.- Te abrazo y todo se esfuma,
    somos solo tú y yo en este
    paraíso de estrellas,
    donde felices seremos,
    hasta que se apague la última
    luz del universo,
    y cuando este universo se muera,
    te seguiré amando hasta el confín
    de los tiempo y cuando no exista tiempo,
    y solo haya nada te seguiré amando.

    3.- Eres mi vida y mi alma,
    eres todo, sin ti no soy,
    soy solo para amarte,
    en esta vida y en las
    vidas todas, porque
    sin ti nada soy.

    Es tan grande mi amor,
    que sin ti no puedo existir,
    y es tan grande la necesidad de ti,
    como el firmamento necesita
    a sus estrellas.

    Te amo mujer de mi vida y de mi alma,
    estaré contigo hasta más allá de la nada,
    nada que se hace vivo,
    en el fuego de nuestro amor,
    fuego tan fuerte y poderoso,
    que enciende mi pecho,
    cuando pronuncio tu nombre,
    y que me hace perder la razón
    cuando mis ojos gozan tu presencia.

    XXVIII.- El.

    Amor tanto te amé,
    hoy te amo mucho más,
    amo cada momentos de tu vida,
    amo los recuerdos
    que humedecen tus ojos,
    devoro con besos
    las tristezas de tu rostro,
    amo los sueños de tus noches,
    amo tus manos que me buscan
    en la soledad.

    Amo todo de ti,
    amo el aire que respiras,
    amo la luz reflejada en tus ojos,
    amo las velas que enciendes,
    buscándome en mi rincón,
    donde las paredes huelen a mí,
    paredes que gritaban día a día,
    un presagios triste de este amor.

    Amo cada uno de tus gestos,
    amo tus bellas palabras,
    invitándome a tus brazos,
    amo la delicadeza de tu encanto,
    te amo tanto amor,
    que quedo con mis manos
    implorando a lo alto,
    mudo sin palabras,
    disperso en mi cadalso,
    esperando tenerte
    de nuevo entre mis brazos.

    XXIX.- Ella

    Se va el día con su luz entristecida,
    la luna ha inundado mi ventana,
    y esa foto en la pared en mi devoto,
    te amo, te amo, te amo,
    amor te tengo entre mis brazos,
    giro extasiada con mis ojos cerrados,
    y mi pecho late alocado,
    son tu labios cálidos,
    ensueño de amor magia y calor,
    calor y amor soy entre tus brazos,
    que me rodean cariñosos
    al compás de bellas musas.

    Soy amor, soy una diosa,
    soy crepúsculo y rosas,
    tu mi amor eres rojo,
    anaranjado incandescente,
    ave fénix que renace y
    viene a beber a mi jardín.
    Tu mi amor y mi señor,
    eres dueño de mi amor,
    de mi cuerpo de mi aura
    y del néctar, que fluye
    de mi alma y de mi estancia,
    en esta tierra hermosa,
    en los cielos azules, en
    los limbos esperanzas,
    y en los paraísos eternos
    de las almas


    XXX.- El

    Iré a ti
    en las gotas de lluvia,
    en los colores de las flores,
    en el canto de las aves multicolores
    en los verdes bosques de la esperanza,
    esperanza de amor que nunca muere,
    de estar juntos nuevamente,
    mirarte a los ojos y decirte,
    que este amor no tiene límites.

    Viviré eternamente en cada recuerdo,
    y en nuestras obras silenciosas.
    Viviré donde disfruté tu compañía,
    en la semilla y cosecha de nuestra vida.

    Viviré
    en los poemas que escribí para ti,
    musa de mi inspiración,
    en las líneas y prosas,
    que son el sello indeleble
    del amor que yace en mi pluma,
    y de la sensibilidad de mi alma.

    Viviré en la sustancia que cubre
    mi cascara, donde reposa mi yo,
    yo y alma un todo con esencias
    y perfumes de mis vidas,
    en el pretérito del tiempo.

    Viviré en los misterios
    de tantos pensamientos
    que recite a tu oído,
    en las noches de invierno.
    Viviré en la grandiosidad de
    mi alma que tú ya conoces,
    y en la esencia de mi espíritu,
    que por las noches contiene
    tus miedos y el dolor de
    la pérdida de este amor.

    XXXI.- Coro.

    Muchas veces en la mañana,
    se escuchará la excitación del corazón,
    y en un manto de silencio,
    las manos abiertas a los cielos
    clamaran por este gran amor.
    Oh, oh, oh, oh, oh,
    gran Señor,
    Dios del universo,
    Señor de los caminos,
    Señor de los encuentros,
    maravilla estas vidas,
    con un milagro de amor,
    con un instante supremo,
    que conecte estas almas,
    en una gran llama de amor,
    rompe las barreras,
    de los mundos misteriosos,
    deposita en sus almas ,
    el consuelo, la resignación,
    y la esperanza, que
    otra vez cruzaras sus caminos,
    para vivir eternamente
    la grandeza de ese amor.

    Oh, oh, oh, oh, oh,
    Oh, oh mi Señor,
    es tan grande el universo,
    y tan grande tu amor,
    bendice a estas almas,
    con un regalo de amor.



    XXXIII.- Ella.

    El hombre de mi vida ya no está,
    son tantos, tantos, los ensueños,
    dónde estás, dónde estas
    mi amor eterno, amor eterno.
    Yo abrazada a los recuerdos,
    rogando a los cielos un milagro,
    oh buen Dios concede un abrazo,
    de mi amado en este ocaso.
    Es mi hombre, soy su nombre,
    es la aurora que me adora,
    es mi sol, es el calor y su olor
    que calma mis noches de insomnio,
    él, solo él llena de alegría mi alma,
    es la paz que serena mi pecho,
    y la luz que me permite caminar
    en esta oscuridad.

    Mi señor tanto lo quiero,
    la razón se rinde a la imaginación,
    y desde la profundidad de mi ser,
    surge una necesidad vital,
    que supera mi fragilidad,
    es mi cuerpo que lo llama,
    que lo aclama en la oscuridad,
    de esta tormenta que arrasa
    y llena de noche mi casa.

    Sin él, sin mi amor no soy nada,
    nada es mi alma que deambula,
    en este cuerpo muerto en vida,
    que respira solo los recuerdos,
    de un feliz ayer que ya no está.
    Recuerdos que son el sustento,
    la gota de sangre que mantiene
    saltando en mi pecho este
    deshecho latir, que llora por
    no tenerte a mi lado y decirte
    mil te amo, por todos aquellos
    silencios de tantas noches de abril.

    XXXIV.- El

    Amada mía, mía, mía, mía,
    Tú allá y yo acá, tú acá y yo allá,
    juntos en el tiempo y en todo lugar,
    milagro de amor no hay separación,
    consorte de mi alma, mi cielo,
    mujer de mi vida y mi esperanza,
    que haces postrada en la cama,
    ven estoy esperando en la sala,
    con violines y musas celestiales,
    baila y llena tus ojos con mi estampa,
    piel, sudor sangre rojo y corazón,
    sensación maravillosa mi amor,
    el calor que te consume abrazador,
    son mis manos y mis labios al besarte.

    Mi amor no he muerto,
    he salido un momento,
    soy tú, tú soy yo,
    separados un instante,
    un momento, un aliento,
    una ausencia, un suspiro,
    una chispa en el firmamento.
    No he muerto,
    el Señor de los Destinos
    ha llevado mi alma un momento.
    No he muerto,
    hoy vivo, en tus recuerdos,
    en el azul del cielo,
    en las noches y en las estrellas,
    que te miran a lo lejos.

    Mi amor,
    mientras el rojo fluya
    en tu cuerpo y los recuerdos
    sean tus días y tus noches,
    viviré en todo lo que te rodea,
    viviré en mi destino y
    en los designios de Dios,
    que sopló su gracia
    en nuestros corazones, y
    encendió la llama de este amor,
    que la muerte no puede apagar,
    y que flameará ardiente,
    en las otras vidas,
    donde te esperaré mi amor,
    con el corazón en la mano,
    para que sepas que nunca,
    ha dejado de latir por ti.

    ¡Dios como la amo!
    Como la amo.
    La quiero tanto allá
    y la quiero más acá.
    Dios,
    manda el sol,
    con sus colores,
    junto a la primavera,
    mañana a su ventana,
    que llene de gozo su corazón,
    y deja un ramo de rosas rojas,
    en ese florero verde marrón,
    reirá y extasiada exclamará:
    ¡Mi amor estas acá!
    Mi amor esta acá,
    estas acá.



    XXXII.- Ella.

    Él se fue y se llevó mi corazón,
    no sé cómo vivir sin ti mi amor.
    Se esfumo el sol y no volvió,
    las flores perdieron sus colores,
    los sabores son desolación.

    Es tan grande el dolor,
    ya no tengo los besos de mi amor,
    amor ya no te tengo,
    ya no te tengo,
    ya no te tengo,
    ya no te tengo.

    Agonía es mi compañía
    aflicción mustia sin sabor,
    lloran granizos en el huerto,
    la borrasca desviste el ciruelo,
    los desnudos danzan en el viento,
    viento cruel con la vid y los sarmientos,
    ya no tiene flores el cerezo,
    y yo no te tengo amor,
    no te tengo.

    Fueron tantos los días a su lado,
    sus caricias fueron ensoñación.
    Señor esta separación
    es una fría agonía,
    ya no hay vida, estoy vacía
    soy un cuerpo sin su alma.

    Sentada es esta pieza oscura,
    clamando por el día
    que me lleves donde él,
    donde mi amor,
    donde ese hombre,
    dueño de mi todo
    y de mi alma.

    Oh Señor, oh señor
    Estoy postrada en la cama,
    no soy nada, ya no soy,
    esperando deje de latir
    este destrozado corazón,
    he ir donde el hombre
    que me ama.


    XXXIII.- El

    Oh Señor,
    tanto sufro en esta calma,
    en esta espera tan larga,
    por el día que de nuevo
    tenga a mi lado a mi amor,
    a la dueña de mi corazón,
    a ella, ella la dueña
    de mi vida y de mi alma.

    XXXIV.- Ella.

    Mi señor, mi señor,
    Señor de los Caminos
    Señor de los Encuentros,
    llévame donde mi amor,
    el hombre dueño de mi alma.
    Llévame, llévame, llévame,
    Llévame en esta calma,
    donde el hombre,
    dueño de mi amor,
    gemelo de mi alma.

    Llévame, llévame Señor,
    Llévame... Llévame…
    No hay respiración,
    todo es paz,
    todo es calma,
    todo es paz,
    todo es calma.
    De nuevo en tus brazos,
    Amor de mi alma,
    dueño de mi historia,
    gemelo de mi alma.

    Gracias Dios,
    Señor de los Destinos,
    Señor de los Caminos,
    por llevarme donde esta
    mi amor de siempre,
    donde ese hombre
    dueño de mi todo,
    de mi corazón,
    de mi vida, y
    de mi alma.


    XXXV. Coro Canto final.

    Oh, oh, oh,
    Señor de los Destinos,
    Señor de los Caminos,
    Señor de los Encuentros,
    tanto amor y tanto tiempo,
    risas y besos, rojos intensos,
    sangre y penas van por las venas,
    huyendo de la tormenta,
    que trae la separación,
    de los amores eternos,
    de esos amores que cantan
    ríen y danzar en la tierra,
    en esta vida y en todas las vidas,
    y en los limbos esperanzas.

    El Señor de los tiempo,
    El Señor de los encuentro,
    abrirá caminos,
    para juntar una y otra vez,
    hasta los confines del tiempo,
    a esos amores eterno,
    que va más allá,
    de los tiempo y
    del firmamento.

    El amor, el amor,
    sensación sublime,
    de gozo y pasión,
    rojo, sangre y ardor,
    que quema las venas,
    y cautiva el corazón.

    Señor de los encuentros,
    Señor de los caminos,
    Señor de los destinos,
    trae la paz y el consuelo
    a estas almas felices,
    a este manantial de amor,
    que en esta vida,
    han llegado al final
    de su camino.
     
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