Resiliente

Me imagino descalzo entre las gentes, sin más que mi cara obsequiando muecas mundanas.

Unas pocas sensaciones extrapolan movimientos abstractos de mi cerebro suicida, a punto de fabricar secuencias banales en sus intermitencias obsoletas.

Entreveo figuras disolutas en las trasluces de la oscuridad, expeliendo los posibles escenarios de una nocturnidad que conspira la mayoría del tiempo en favor del sacrificio placebo que consta en la creencia de mi mismo. Es verdad que la madrugada esta fría y que las caras son desconocidas, pero en la soledad de mi mente, viajo entre la tupida niebla, que subyace y avanza enmascarada, en tanto va dejando ensortijadas cerrazones, que imponen una sutil deselección de pensamientos oscuros y rostros densos que, alguna noche de insomnio, se encargaron de aterrarme.

Llega el 85 y subo exasperado. Me siento junto a la ventana y siento el viento helado de frente como hunde mi cara y sacude sin pausa mis escasos rizos castaños. Si bien estoy cerca de mi destino, he decidido seguir de largo y escaparle a la religiosidad incremental que ostenta desquiciar mi bohemia incordura. Obligándome a preservar una calma que ya no existe más en mí.

Repentinamente la lluvia aparece infecta, cauterizándolo todo a su paso.

Todo el pasaje ha cambiado su rostro e intentarán atacarme por la espalda, y ríen sin parar, mientras avanzan.

No podré recordar nada que haya pasado más allá de esta infinitud irreal.

Absorberé cada ungüento determinándolo como insustancial y hostil.

Un sesgo de analgesia para mi pobre resiliente impulsividad.


Los silencios me aturden.

Las calles se hunden.

Las imágenes corroen los sentidos.

Se que esta noche será mía y no habrá oportunidad de que se vuelva a repetir la siniestra secuencia del sonido amarillo, que aturde mi tacto.

Aunque seguiré de pié, sin saber que le ha pasado a mi cuerpo lacerado.

Y seguramente volveré a la viscosa rutina de los hombres grises.

 

FELIZ DÍA DEL TRABAJADOR AMIGOS,
LES MANDO UN RELATO DEDICADO AL VIAJE HACIA EL TRABAJO DIARIO Y A LOS FANTASMAS QUE NOS CORROEN POR LAS MAÑANAS.
ABRAZO.