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Retrato de nadie

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por Julius 1200, 26 de Enero de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 254

  1. Julius 1200

    Julius 1200 Poeta fiel al portal

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    23 de Enero de 2018
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    Género:
    Hombre
    En aquel sombrío interior del Castillo, en su andar eterno, palpita un único recordatorio, sólo uno: ¿ Quién me dio permiso a la vida?
    Quien lo pregunta se llama " Quién-sabe? y desde hace mucho suele vagabundear; suele recorrer alerta y en desnudes los enormes recintos y en apariencia remotas escaleras. Ciertas veces se torna aprensivo, husmea amenazas, las olfatea y se detiene con miedo. Pero ciertamente solamente es una desagradable sensación pues cada uno de los sitios ( hasta los inadvertidos), siempre permanecen desiertos y en el mayor silencio. Salvo, claro está, su habitación descomunal que se halla repleta de muebles en desuso, muebles vetustos y polvorientos que él nunca se atrevió a usar pues cada vez que lo intentó le resultaron insoportables, incómodos.
    Igual ocurrió con la abundante ropa de los placares que rehuyó ponerse.
    Y ya que todo lo de aquel Castillo le resulta dificultoso se dedica a trajinar en todo momento y en todo suceso. Vale decir; él va de un lado a otro como marioneta incesante y ésto lo redime un poco, nada más.
    Se podría afirmar que "¿ Quien -Sabe? no tiene otro remedio; ya que nunca pudo descansar y por lo tanto desconoce las restantes acciones. Las comunes, las habituales le resultan enigmas que jamás intenta resolver.
    Su pequeño peso específico no lo explica todo. No es un mastodonte, no es un Ogro: bien podría afirmarse que "¿Quién- Sabe?" es casi nada. Una brisa que se filtre por rendijas o por imperceptibles aberturas lo eleva como si fuese una pluma y eso lo conduce a un vuelo incierto, desesperado, sin derrotero. En realidad parece un pequeño animal que en su incesante andar parece gastarse con los siglos, una especie de alma sin alma gestado por el desacierto.. Además padece - si así puede decirse-, de fallos de memoria que le impiden saber algo sucedido con anterioridad. Esa carencia o deficiencia tampoco le permiten pensar o reflexionar. Lo seguro es que una vez que echa andar su camino perpetúa el ton ni son.
    Cierta vez por mera casualidad se colgó de un ventanuco que le dejó enterarse del foso que rodeaba el enorme Castillo de piedra, el cual lo circundaba y aislaba del fértil Valle adonde se solazaban fauna y flora.
    Muchos de aquellos animales eran perentoriamente carnívoros depredadores. Más allá logró vislumbrar un Lago hermoso de color azul que se ensanchaba hasta perderse de vista y en cuya ribera se abastecían árboles y animales mayormente herbívoros siempre alerta.
    A "¿Quién-Sabe? todas estas situaciones le resultaron indiferentes, vedadas. Pero alguna vez lo había tentado, es cierto, ser diferente y raspó con un metal informe las gruesas piedras del Castillo sin causarles mella.
    En otra ocasión descubrió unos juego extraños arrumbados quién sabe por quien en el Desván gatero que le llamó por así decir la atención. Las miró con alguna curiosidad pero al fin las abandonó con estupor; en parecida similar le ocurrió con los dardos que no asoció con el blanco destinado, en el cual se hallaban prolijamente dibujados una serie de circunferencias simétricas coloreadas, todo lo cual estaba adosado en un Tablado de grueso espesor que descansaba en la ancha pared. Cómo no supo qué hacer, se sintió prontamente importunado.
    Resulta por demás evidente que "¿Quién sabe?" no sabe nada más pues sólo tiene permiso para vivir...
     
    #1
    Última modificación: 27 de Enero de 2018

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