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Rezo de serpiente-.

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por BEN., 10 de Marzo de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 248

  1. BEN.

    BEN. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hombre
    Oh cómo van muriendo en mí

    los brazos, y cómo existencialmente,

    la tangente decisiva inclina su balanza

    favorable a dioses o deidades traspuestas.

    Cómo rezo en la esquina, con todos los colores

    donde almaceno las burlas y ofensivas

    de los dientes destetados y las brujas opresivas.

    Sí, amigos, mi llanto es desdeñoso de partículas

    negativas y electrones mimetizados; mas no me ocupan

    en virtud de razones, las especiales trampas

    de un dispuesto mar de nubes, ni el olvido ni la huella

    en este espacio; creo la victoria y me acometen

    sapos y leyendas congestionadas, por narices!





    Oh belleza esquelética triunfante de amor en guerra

    y celos dominados, basculas tu linda operación desordenada

    por los átomos hechizados y las luciérnagas omitidas.

    Cómo carburas tu rotor de ambulancias ciegas

    mientras yo paseo dormido por las estancias y los palafrenes.

    Las tristes vacantes, el dominio opresor de un resplandor atómico,

    duermen junto a mi ventana, yo escucho

    lo que dicen las radios y los hermosos pelos de mi subyugante

    hermana-.





    Eriales de distribuidas opresiones:

    mirad caer el mundo bajo su antigua ratonera.

    Sobre huesos se escucha el pase del aroma,

    donde decenios de locura acamparon súbitamente,

    sobre la flora. Fauna? No! Solo dominio de espirales

    lentas lentísimas y acabadas, donde sollozan

    las serpientes manumitidas del cristal.





    Yo bajo al mundo surreal

    dominan viejos con su copa equidistante

    su sombrilla aterciopelada esa navaja fulminante

    del que escribió su risa sobre dorados muros.

    Y elefantes me oprimen, su ternura de diablo,

    su supresión definitiva, la largura de un mundo

    que cabe en una ridícula tienda de campaña.

    Me aprietan los zapatos sus chinas

    sus acometidas basculantes

    sus razones advertidas y sus oscuros

    tazones de risa y lluvia. Me aprisionan

    los candeleros de la calle, inadvertidas

    trampas, avenidas o solitarios mapas.

    Cómo sabré en qué mundo vivo.

    Duermo junto al palo de la escoba subversiva.







    Razones frías de hospital, no me opriman,

    que sé de sus vaivenes, y de sus ambulancias,

    en forma, todas, de cristal y certidumbre pasada.

    Me fríen a preguntas los periodistas de la cuarta planta,

    las alternativas de los muros son los espacios de una garganta

    en celo, y miro los escuálidos ventanales abrirse

    por huesos húmedos y viejos.







    Me asesinan los labios rotos de las yacijas ambulantes:

    golpeo yo con más rabia, desazón

    mi imperio detiene su toque de pupila a la mínima

    constelación: miro de rayos la opresión de mi espalda.

    Las letras que acaparan la atención del músculo.

    No siempre se trata de ser hombre.







    Lancé mis labios por Valencia, en espacio

    de cuatro sílabas, de tres para ser exactos,

    todos cabíamos en los barcos piratas del agua

    llovida, pasada. Y dormíamos como suelen

    hacerlo los gusanos, bajo la tierra baja.



    ©
     
    #1

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