Rimas espontáneas

Un soneto a María he de hacerle
que, en siendo por sus ojos aceptado,
a feliz muévala y a ledo estado
desde el primer segundo de leerle.​

Su belleza quisiera que la perle
de gotas de rocío inmaculado,
y su risa, quien cuídame hechizado,
de un aroma que dé gusto al olerle.​

Mas, ¡ay!, pues que barrunto ya, infelice,
que sean mi flaco arte y corto ingenio
motivos a que no capitalice​

este anhelo devoto y primigenio,
a que nunca en las eras cristalice
tal amor cual esconde mi pergenio.​

 

Muy bonito soneto: espero que la musa que tanto te inspira corresponda como se merece al amor que le profesas.

Un abrazo.

JL