Rojo ocaso

Luces que en requiebro
se estirlan sobre tus ojos,
luces que como puñal certero
se clavan en mis ojos.

Me dijiste adios,
aunque aún te quería,
clavel que entre hinojos
un puñal escondía,
mortal arrebato lleno de enojos
que yo no merecía.

Mi amor malherído
buscó otro nido,
y balbuceante te dijo:
amor, estoy malherido.

¿Porqué para mi tanto rigor?
la tarde ya caía
y el ocaso me envolvía,
era el final de este amor.

Que hora tan esplendorosa,
el sol en su ocaso,
adios también me decía.

José Manuel Muro Mora...--------

 

Un Adiós, que muchas veces consume,
pero que necesitamos aceptar, grato leerte te dejo estrellas y un abrazo.

 

Conmovedor, precioso, hermoso, bellísimas letras.