1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Romence de pasión II (desde lo voz de la amada)'

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por poetakabik, 9 de Noviembre de 2025 a las 4:07 AM. Respuestas: 0 | Visitas: 27

  1. poetakabik

    poetakabik Poeta veterano en el portal

    Se incorporó:
    25 de Noviembre de 2005
    Mensajes:
    10.232
    Me gusta recibidos:
    881
    Ardía la sombra en tu pecho,
    ardía mi piel sin nombre;
    más que amantes fuimos fuego
    que se devora y no se esconde.

    Tus dedos, al sur de mi alma,
    quebraron todo horizonte;
    y el latido, en su embestida,
    me reclamó cuanto soy y fui.

    Tu cuerpo sobre mi cuerpo,
    tu aire hundiéndose en mi aire,
    era un mar que se desborda
    sin juicio, rumbo ni escape.

    La luna, testigo muda,
    no se atrevió a iluminarme;
    temió romper el hechizo
    que tus labios me dejaron.

    Y yo, rendido en tu furia,
    con la sangre enamorada,
    sentí que el tiempo se quiebra
    cuando el deseo lo manda.

    No hubo palabra ni cielo,
    solo un temblor que nos parte,
    solo un infierno de celo
    solo un cielo de instantes.

    Y aún recuerdo aquella noche
    que me rompió y me elevaste;
    porque en tu cuerpo, mujer,
    mi mundo dejó de ser carne
    Yo te miré en la penumbra
    cuando creí que no estabas,
    y en el latir de la noche
    tu sombra besó mi espalda.

    No dije nada, temblaba;
    no dije nada, esperaba;
    pero mi pecho encendido
    te reclamaba en su llama.

    Tus pasos fueron relámpagos,
    tu aliento, tempestad blanda,
    y cuando rozó tu boca
    mi corazón se desarma.

    Me rendí sobre tu fuego,
    me abrí como flor callada,
    y el eco tibio de tus manos
    me recorrió como espada.

    Ay, cómo ardieron mis sueños
    cuando tu piel los llamaba,
    cómo el deseo hizo trizas
    la razón que me quedaba.

    Te amé sin ley ni medida,
    te amé sin mirar mañana;
    que una mujer cuando ama
    se entrega entera y no acaba.

    Y si mi cuerpo temblaba
    era por el alma que hablas;
    pues sentí que en tus latidos
    mi eternidad se enroscaba.

    Y aún guardo aquella noche
    como un secreto en mi sangre:
    fui tu incendio y fui tu calma,
    fui tuya… como tú sabes.
     
    #1

Comparte esta página