Sabes que la receta quizá se esconda en el estómago de Atenas

Sabes que la receta quizá se esconda en el estómago de Atenas,
que no vamos a arreglar el mundo
aunque pretendamos entender el amor de la primavera pasada.
Nadie nos puede explicar
porque posan algunas golondrinas de Becker en las piernas de
la cristalera cuando preferimos una soledad autobiográfica.
Hoy tengo ganas del hijo pero se que no he escapado de ser niña.
Quizá sea esa complicidad sobre el desierto entre el desacierto
de la metrópoli.
Sabes que no me importa que salpiquen las gotas de tu paraguas
mientras otros prefieren tostar las ideas bajo el sol de la pornografía.
Yo me quedo con las noveleras noches de abrazos que se entienden,
con las caricias que no tendrán los que han perdido la mano carmesí.
Parece que somos animales de otro mundo.
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tienes gran creatividad, un gusto leerte.

 

Que bien amiga....me encanto.... Tu poema es muy vanguardista y al mismo tiempo filosofico....lo has hecho con la razÓn... Cuidate.....

 

Muchas gracias Pancho, un gusto para mi también. Un abrazo.

 

Gracias Darwinsin... intento mantenerme en esa linea, estos versos son el reflejo del porqué de mis pupilas. Un abrazo!