Sábes que lo fuiste.

Supiste ser mi mundo... y hoy tu espacio me sofoca.
Supiste ser mi sostén, y hoy no tengo equilibrio.
Supiste contener mis lágrimas, y hoy mueren en mis labios.
Supiste provocar mis risas, y hoy no tengo cosquillas.
Supiste ser mi refugio, y hoy vivo en la intemperie.
Supiste ser mi escondite, y hoy todos saben dónde encontrarme.
Supiste ser mi descanso, y hoy nada logra relajárme.
Supiste ser mi guía, y hoy no sé, cuál es mi camino.
Supiste ser mi confidente, y hoy todos saben todo de mi.
Supiste ser mi guardián, y hoy todos me lastiman.
Supiste curar mis heridas, y hoy duelen las cicatrices.
Supiste comprender mi locura, y hoy todos me miran a la distancia.
Supiste darme calor, y hoy se hiela mi cuerpo.
Supiste calmar mi sed, y hoy vivo en un desierto.
Supiste ser mi companía, y hoy, mire dónde mire me encuentro sola.
Supiste ser mi mundo... y hoy tu espacio me sofoca.
Supiste ser el aire que necesitaría para vivir,
y hoy respirar a tu lado, transformó esa necesidad vital, en agonía mortal.
Supiste ser mi todo... y hoy sólo recuerdo aquél momento.
Supiste ser mi todo.
Y hoy no eres, más que nada.

 

Que triste,
cuando eso que antes no era nada,
se va transformando convirtiendose en un todo
y ese todo nos atrapa y se fusiona con nuestra alma,
y cuando se va, sin eso parecemos no ser nada...

Pero la verdad es que no somos nada,
por que renacemos para empezar de nuevo...

saludos mi querida amiga​

 

Maravilloso...

 

Auch que sensible poema, muy sentir, es demasiado fuerte cuando todo de lo simple se convierte en el todo, cuando das hasta lo que uno no tiene y quedas endeudado con uno mismo, y luego como la arena se va sin decir adiós... que tremendo poema, gustó leerte