Santiago solía jugar sobre los pisos

Santiago solía jugar sobre los pisos, inventando historias de dinosaurios y ninjas, con la energía típica de los pequeños de 4 años, todas eran corridas y revolcadas con gritos de guerra, por los distintos ambientes de la casa.

En plena aventura Santiago derramo su pequeña botellita de agua sobre el piso del estudio que su padre utilizaba para escribir sus fabulosos libros de ciencia ficción, muchos de ellos best sellers en varios países.

Santiago no sabía que se trataban de historias de muerte pero siempre supo que eran fabulosos, porque así lo decía su mama.

El piso flotante símil parque era nuevo, muy nuevo, pero el pequeño charco de agua que salió repentino de su botella se coló lentamente entre las hendijas de las tablas hasta desaparecer.

Santiago atribuyo este fenómeno a alguna propiedad mágica del agua, aunque sintió algo de culpa, porque su padre le había prohibido jugar allí.

Levanto su botella y salió rápido del estudio, para generar alguna otra batalla en la cocina.

Pasaron dos días y al despertar Santiago sintió un aroma extraño en la casa, algunos gritos provenientes de la planta baja lo alertaron, sus padres discutían fervientemente, alcanzo a escuchar “piso”, “imposible”, “¿Qué hacemos?”.

Al descender las escaleras vio a sus padres en el estudio y en el piso, algo que lo sorprendió , una de las tablas se había arqueado hacia arriba , quedando casi como un semicírculo, dejando no solo un regadero de olor nauseabundo sino descubriendo la carpeta de cemento que se encontraba por debajo de la misma.

Se quedó atónito observando como su padre se empalidecía y luego se alteraba transpirando profusamente, agarrándose la cabeza en un ademan exagerado, con una cara interrogante de cómo diablos había ocurrido tal cosa. Santiago sintió dolor de estómago y siguió hacia la cocina sin decir una palabra.

Quiso llorar, pero aguanto pensando en la fuerza suprema de los power rangers.

El padre al punto del colapso nervioso debido a que no lograba conseguir el mismo piso , ya que no se trataba de cualquiera, sino uno importado de Alemania que aseguraba el hermetismo total contra la humedad y malos olores, recordó de repente que en galpón habían quedado algunos recortes sobrantes .

Santiago vio a su padre corriendo de un lado a otro, moviendo a su paso ráfagas de humedad y olor.

Subió a su habitación y rompió en llanto, evitando que sus lágrimas tocaran el suelo o cualquier cosa, ¡el agua produce cosas extrañas ¡–pensó-

Otra vez los gritos poblaron la casa, las discusiones parecían incesables.

Santiago descendió la escalera y fue testigo del trabajo de su padre agachado, el piso, las tablas, el agua y su fuerza destructora, su culpa también.

El hombre logro dar con una tabla exacta, sintió la paz de un logro, entre otras tantas cosas.

Al poner la tabla alcanzo a ver tres de los cinco dedos negros que sobresalían como bultos en el cemento y la nariz carcomida, con su rastro de hueso pelado y sus dos orificios.

Puso la tabla con suma rapidez, presiono fuertemente y la tabla encastro a la perfección.

Santiago desde lejos vio a su padre aliviado y contento, pero esa noche junto a sus muñecos de power rangers, al dormir, lloro sobre la almohada, desconsoladamente.

Afuera llovía de forma muy intensa.

–Pensó- vaya a saber que podría pasar con tanta agua sobre la casa esta vez.

 

La lluvia siempre, al menos es mi experiencia, trae muy buena aventuras
mi respeto en un abrazo de colores