1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Scarecrow

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Cuentista, 12 de Julio de 2015. Respuestas: 3 | Visitas: 1163

  1. Cuentista

    Cuentista Silencio, un cuento.

    Se incorporó:
    14 de Septiembre de 2014
    Mensajes:
    610
    Me gusta recibidos:
    654
    Género:
    Hombre


    portada delantera 2.jpg


    SCARECROW




    Lo que narro solo para ustedes, bien poco hace que ocurrió. Tan cercano en el tiempo que todo lo recuerdo. Conozco bien esta historia, pues con la experiencia vivida la relato en primera persona. No mencionaré el país, ni siquiera daré pistas del lugar, más no creo que interese, es mi relato y su suceso lo que atañe en estas páginas.


    De pequeño vivía obsesionado con la ilusión de disfrutar una mascota, y en mi octavo cumpleaños mi tío y tutor me complació con un regalo de mullido pelaje; un cachorro de largas orejas y gracioso ladrido. Por su raza canina, le consigné el nombre de “Sabueso” y, agradeciendo su llegada, sería él quien me proporcionaría compañía en las noches invernales, en las que tanto miedo callaba. Cada vez que mi cuarto murmuraba un sonido en la oscuridad silenciosa, temía que fuese la visita del inquietante cuentacuentos ocupando los pies de la cama. En su encuentro nocturno, si permanecías despierto, narraba una fábula tan hipnótica que al escucharla los sueños del oyente desvelado se convertían en pesadillas para siempre, sin volver a soñar dulcemente nunca más. La espera de que ese día llegase era tan angustiosa que en las noches no placía de descanso, me aterraba pensar en la visita de aquel hombre que transformaría mis sueños inocentes en sombras y tinieblas. Y así, en la penumbra poderosa, rezaba todas las noches para que el sueño llegara pronto esquivando sus palabras, sabedor de que dormido jamás aparecía. Todos los días a la hora de acostarme pedía insistente a mi tío que mirase en el armario y debajo de la cama, y él siempre susurraba lo mismo:—Duerme ahora, pues los monstruos temen al sueño—. Pero yo había oído hablar tanto del huraño cuentacuentos que aquello no me tranquilizaba. ¿Cómo sería vivir en la negrura de los sueños? Donde cada vez que cerrase los ojos mi mente se enturbiaría de pesadillas inimaginables, puedo asegurarles que es más terrorífico vivir con miedo, que la simple rapidez de la muerte.


    En los amargos anocheceres de mi juventud los malos sueños me habían atrapado más de una vez, procurándome un despertar agónico en la oscuridad enemiga, y temía, temía increíblemente volver a soñar en un reino donde la luz se agotaba y el color empodrecía. Mis pesadillas de infancia siempre corrompían en lo mismo: la muerte de mis padres, donde sus manos, surgidas del plomizo sepulcro, me abrazaban a su negra compañía.


    Sentado en el escritorio y con las manos convulsas escribo estas insignificantes letras que me impregnan del recuerdo de la noche que aquella criatura cerril de electrizada aparición paró su atención en mí.


    Aquella vez, alerta como cada noche en el negruzco espesor, era capaz de escuchar los latidos de mi joven corazón, el cual palpitaba aporreando mi pecho. El perro dormitaba acurrucado en el frío suelo, otorgándome una agradable compañía, pero, como una abstracta aberración repentina, pude captar la soledad al notar un silencio extraño. Un silencio que nunca había oído, y tras él, nada. No puedo descifrar cuánto tiempo permanecí en trepida espera, oculto entre las sábanas, intentando aclarar algún sonido en la titánica oscuridad de mi habitación. El terror que me procuraba el espacioso silencio obligaba a mi voz a estar callada, sin atreverme a clamar la presencia de mi tío y tutor. Mientras tanto, mientras los minutos no vencían en aquel subterráneo de sábanas horrendos rostros, imaginé el que poseería ese hombre al que nunca quise conocer pero que irrumpía en mis pensamientos endebles.


    Cuando la desesperación se transformó en histeria, asomé uno de mis ojos por la ranura de la sábana y un gélido bandazo heló mi pupila. Pude ver a una figura negruzca que destacaba entre la penumbra, restándole protagonismo a la noche con su majestuosa tenebrosidad. Su aspecto era una enorme tempestad que me aterraba al no poderlo distinguir con claridad, tan solo mi potente imaginación se atrevía a darle forma mientras “Sabueso” continuaba dormido a mi lado sin ni siquiera advertir de su presencia. Describir algo como tal es inútil, pues el tono pardusco con el que apareció semejaba a una sombra que inmóvil dominaba la serenidad inquietante. Una sombra que me observaba y que con su pasividad, eternizaba mi desvelo angustioso. Cubierto de nuevo bajo la protección que me ofrecía la suave tela de mi cama, esperaba, aterrado y empapado en el frío del sudor, escuchar su letárgica fábula que me marcaría cual diantre del quemado averno. ¡Cómo ansiaba el amanecer! Atrapado en mi habitación con la extraña compañía silente deseaba que el reloj de péndulo que adornaba la estancia contigua tonara las horas para así calcular la llegada del crepúsculo matutino que daría fin a este suplicio. Pero el sonido estaba inerte, no se oyó ningún tañido, y seguro estoy de ello pues no había camposanto en esa noche en el que reinara más silencio sepulcral que en mi cuarto. Después de un largo lapso y deslizando la sábana muy suavemente, otra vez lo escudriñé desde la escasa distancia. Su quietud asustaba como la de un espantapájaros que espanta sin moverse, alejando del campo a los cuervos de oscura apariencia al igual que la suya, tan hosca que aterra a la brillantez de la luna con su desgarbada silueta, y así lo llamé “Scarecrow”.


    Aquel ser de bruma confusa nunca me rozó, ni susurró palabra alguna aquella vez que me encontró. Jamás volvió a invadir la intranquilidad de mis noches, sin embargo después de ese esperado amanecer, no hay sueño en el que, dormido, las sombras de espeluzno no tiznen mi mente de pesadillas incorpóreas, rarezas e historias tan horribles que al despertar no ansíe la muerte... y eso me aterra, haciéndome vivir en una pesadilla incluso aún despierto, plagándome de preguntas que envenenan sin respuesta. Pues, ¿una vez muerto, soñaré en descanso eterno?




    “Os dirán que es puro cuento, y que no existo,
    os dirán que solo miento, y que nadie me habrá visto,
    lo dirán...
    no creáis ni una palabra”.









     
    #1
  2. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

    Se incorporó:
    29 de Diciembre de 2004
    Mensajes:
    17.294
    Me gusta recibidos:
    1.400
    Género:
    Mujer
    [​IMG]

    Prosa Recomendada del MES

    (Seleccionada por la administración entre las propuestas remitidas por moderadores y/o usuarios)
    Muchas FELICIDADES
    MUNDOPOESIA.COM
     
    #2
  3. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

    Se incorporó:
    29 de Diciembre de 2004
    Mensajes:
    17.294
    Me gusta recibidos:
    1.400
    Género:
    Mujer
    En su día me gustó mucho esta prosa.

    Afortunadamente la he podido localizar.

    Un saludo
     
    #3
  4. Cuentista

    Cuentista Silencio, un cuento.

    Se incorporó:
    14 de Septiembre de 2014
    Mensajes:
    610
    Me gusta recibidos:
    654
    Género:
    Hombre
    Vaya, pues es un placer que te gustara, sobre todo por ser una de las máximas responsables del portal.
    Cuentista.
     
    #4
    Última modificación: 29 de Marzo de 2016

Comparte esta página