Sé cosas increibles

Ahora sé que nunca las cosas serán como imaginamos
que jamás existirá un mundo perfecto, copia de mis sueños
que no amanecerá siempre a pleno sol
que seguramente mi casa no tenga jardín, ni sea casa
y que los cristales de sus ventanas no reflejarán el mar.

Ahora ya sé que no existen amigos ideales, ni siquiera fieles
que ni yo puedo exigirme serlo siempre
que sería mentira decir que la sinceridad es algo permanente
que las cosas nunca darán un giro inesperado y maravilloso
y que no siempre podré comprenderte, aunque lo intente.

Ahora sé que, a veces, compensa ser fiel a uno mismo, aunque duela
que mirar y escuchar de verdad no es tan sencillo
que perderse en uno mismo es tan común como respirar
que los lunes de mi madre siempre sabrán a lentejas
y que la vida es tan corta como la capacidad de percibir lo importante.

Ahora debería vivir desencantada con el mundo, con mi suerte
debería pensar que será un desastre por mucho que me esfuerce
debería creer que es inevitable vivir maldiciendo todo lo que existe
debería no tener jamás un sueño del que deba arrepentirme
y debería sentarme sin más y esperar a deprimirme

Pero ahora también sé que existe el color gracias a tu iris
que vale la pena perderse en tu cuerpo si me tropiezo con tus emociones
que nunca me sentí mejor que cuando me sentí tan yo contigo
que a las palabras, si son sólidas, no siempre se las lleva el viento
y que el problema no es que lo haga, sino hacia donde las lleve.

Ahora que sé todas esas cosas, también sé que apenas son nada
y que a pesar de ello, la verdad, que no me importa
si sé que tu sonrisa es azul y me mira
si sé que mis labios caminan por senderos envueltos en tu brisa
y si me dejas acariciar tu primavera cada enero, como si soñara
y si me dejas seguirte a la nube aquella donde tu me amabas.

Ahora sé que tú existes, no lo sé todo,
pero sé que existes.