Se durmió la cigarra

Llegó el calor, algo nos falta.
Los caracoles estiran las antenas
buscando sintonizar la canción veraniega.
No se le oye,
se nos durmió la cigarra.

Vayan a buscarla,
a sacarla de entre las sábanas.
Díganle que la precisamos.
Que la queremos,
aunque nos cueste horrores demostrárselo.
Que nos perdone
tantos inviernos de afecto repartidos en años.

Le encargaron al carancho
que la buscara con su ojo atento desde las alturas,
más el ave no vió nada.
Volando van los días,
díganle que vuelva con su chirrido sonoro.
Que el verano no está completo sin su encanto.
A esta altura de diciembre,
ya estaba bailando en un pie otras veces.
Hoy está tibio y dolído el día
sin la canción que sólo ella puede cantarle.

Díganle que vuelva,
que la necesitamos.
Después de temporadas de ignorarla,
sólo ahora nos dimos cuenta.

 

Ella, él, usted, yo.
Estamos a tiempo de salvar a esa gente valiosa del olvido.
A esa gente desinteresada en este mundo utilitario.
De reconocer errores, de pedir perdón. De agradecer.
Estabamos a tiempo cuando escribí este poema veraniego,
y cuando ponga el punto final ahora, seguiremos estándolo.
Nunca es tarde.
Sólo cuando ya has muerto es tarde.

Un saludo
Luis

 

Buen símil amigi a a veces lo vano y sin utilidad económica es necesario y vital e nuestars vidas saludos para ti desde Lima