1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Seamos sinceros

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por pequeña anie, 11 de Diciembre de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 286

  1. pequeña anie

    pequeña anie Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    1 de Junio de 2016
    Mensajes:
    4.119
    Me gusta recibidos:
    3.532
    Género:
    Mujer
    Sentada frente a frente con el pasado, sin perder la mirada en ese horizonte que me espera con sus jardines floridos, inhalo la brisa fresca que a las palabras hacen volar.
    Seamos sinceros para decir lo que nunca pudimos dejar en libertad. Nunca me amaste, lo tengo que aceptar, asúmelo ya sin temor a destrozarme, ya no hay nada en ti, que me pueda causar daño.

    - Te amé, no dudes nunca de ello.

    No, no era amor, lo que demostraste a mi lado, aspiró a serlo, incluso mi necesidad lo disfrazó de aquello que tanto busqué pero que no fuiste capaz de darme.

    - Te amé, claro que te amé.

    No pudo ser amor. Lo que me hiciste vivir, el amor no infringe miedo, el amor no somete, el amor no humilla ni desvaloriza.

    - Nunca fue mi intención lastimarte.

    Han sido años donde me creí tus engaños, verte jugar con el tiempo lanzándolo al viento para que se pierda en el silencio.

    - Quisiera retroceder el tiempo.

    Nada cambiaría, volverías a jugar con tus dotes de niño inconsciente y todo lo harías igual, incluso yo repetiría los mismo errores,
    porque ellos me han guiado a este momento en que me siento libre lejos de ti y tu poder.

    -Duele cada palabra que de tu boca sale.

    Dolor fue la desesperación que me carcomia en cada intento de ser tu mujer ideal y ver que cada vez me volvía menos ante mis ojos.
    Dolor sentí al no despertar en ti la plenitud cuando te rodeaban mis brazos.
    El dolor me degollaba cada vez que tu mirada se volvía daga y sin piedad atravesabas mi corazón dejándolo tiritando de tristeza.

    -¡ Perdón!.

    Fue tan grande lo que en mi alma había para ti, fue enorme el esfuerzo para construir un mundo donde hacerte feliz, era mi mandato.
    Fue mortal la herida que abriste y que tanto me ha costado curar, lo he logrado y aún sin merecer te he perdonado,
    pues tengo claro que tu fuiste el mar que tenía que surcar para llegar a este puerto donde ahora respiro llena de vida.

     
    #1
    A Alberto J. Pacheco Buezo le gusta esto.

Comparte esta página