Segundo poema

No me siento listo para morir,
para soltar su cándida mano.
El alma se me nubla y acepto,
con pleno gusto, el casi amor,
el pseudo abrazo, la tibia usanza.
Porque quiero ser,
he ahí el problema,
quiero influir, de manera serena
en todas sus costumbres,
cual tutor guía al inofensivo tallo.
Sí, quiero ser,
con total soslayo,
quiero ver cuajar el fruto que,
desprovisto de discernimiento,
fecundó de improviso.
Consiento con auténtica ventura,
primar mi obligación biológica,
y mi voluntad no es inconstante,
no pierdo la firmeza. Soy feliz siendo.

 

Voluntad sin voluntad.
Gracias por leer. Que tenga buena semana.

 

Un bello poema! Muchas gracias por compartirlo... Saludos...

 

Bienvenido ha Sido un gusto encontrar tu poema, muy lindo. Gracias por compartirlo.

Saludos!

 

Buen poema Pedro. Un abrazo con la pluma del alma