Seis de enero

Día de reyes como cometas al aire. El tacto
y la mirada virgen ante el descubrimiento.
Presentir la nube indómita de la magia,
acurrucar al niño entre su pijama y el cosmos.
Mi fuerte de vaqueros e indios, el balón
y el coche eléctrico, un mecano de piezas
descompuestas, el pequeño proyector
de dibujos animados. En el salón
vagan la ternura y los ojos grandes
del que aún es un niño y no olvida.

 

Hermosa inspiración penabad, hiciste mover la niña de mis ojos a los diferentes rincones de tu niñez, de mi niñez, y casi pegaba un grito infantil al descubrir cada juguete que nos rodeo e hizo de nuestra historia todo un acontecer amoroso, te cuento, aunque nadie me esta preguntando que yo aun conservo muestras de juguetes: tacitas de te y su cafeterita, bebecitos de goma de los que caían en las piñatas...
He pasado un lindo instante en este espacio, gracias por compartirlo. Un abrazo.

 

Ciertamente, una evocación con mucha altura, gracias a su fecunda
imaginación y a las imágenes que son un logro. Cordialmente:

 

Gracias, Mireya, por la lectura y el comentario. Un abrazo.

 

Gracias, Iván por leerme y por el amable comentario. Un saludo cordial.