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Sembré la luna

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Dr Jose Roberto Hernandez, 17 de Enero de 2020. Respuestas: 2 | Visitas: 393

  1. Dr Jose Roberto Hernandez

    Dr Jose Roberto Hernandez Poeta asiduo al portal

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    Sembré La Luna

    Me dijo un amigo campesino, que hay plantas que no se pueden sembrar si no es su época. El bambú es un ejemplo de ello, también lo es la Yuca y otras muchas plantas comestibles.
    Le pregunte como cosechar lunas, es decir como sembrarla y atenderla y luego siguiendo sus indicaciones esto fue lo que hice:

    Salí ayer, con el frio como me dijo bajo un cielo estrellado y cave un hoyo de medio metro. Un surco tipo ranura para colocar la mitad del astro bajo tierra y con la cara blanca hacia mí en la esquina oeste de mi patio. Así lo hice, le rocié un poco de polvo estelar que compre en mi última visita a Houston; allí un nuevo amigo me indico el único lugar donde vendían el susodicho abono; por cierto que era un lugar un par de millas al sur de su casa, donde habitaban la música y las viejas plantas. El señor que me lo vendió, vivía en una casucha al fondo y casi ni le pude ver el rostro por la niebla de aquel raro lugar.

    Debía chequear si la semilla lunar había prendido cada cinco días.

    El 5to día a las 12 de la noche asome rendija afuera y allí estaba el primer signo de que mi planta había prendido. Había un par de corazones color rosa, tomados de la mano cuchicheándole algo a la luna que enraizaba en el suelo. Cerré mi rendija y me rendí por cinco días.

    El décimo, desperté exactamente a las 12 otra vez y la rendija dejaba entrar un sorbo de luz a mi cuarto que daba al patio.

    Desde mi cama, parecía que hubiese amanecido y que rayos entraban a mi alcoba, pero al asomarme, era un arbusto blanco, con manchas de cráteres grises en el tronco y hojas manuscritas en las puntas. Me rindió el sueño observando tanta belleza y desperté el décimo quinto día a la misma hora.

    Esta vez unas voces en el patio me sobresaltaron y la rendija ya no era tal, había una puerta entreabierta con blanquísima luz que la empujaba. Termine de abrirla y ante mis ojos, miles de corazones rosas pequeñísimos, colgaban de las ramas, mientras agitados reían y se gritaban entre sí.

    Al verme, todos a la vez me dirigieron la mirada y el silencio se hizo. Se balancearon cayendo al suelo y saltaron sobre mí con la misma alegría y otra vez con las entre cortadas palabras y risas.

    Me cubrieron completamente. Me llenaron la cara y el cuerpo de diminutos corazones rosas y blancos brillantes.....Perdí en un instante la conciencia y desperté enseguida contigo cubriéndome de besos en nuestra cama esta mañana.

    Vampi
     
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  2. Dr Jose Roberto Hernandez

    Dr Jose Roberto Hernandez Poeta asiduo al portal

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    #3

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