sencillamente llama a mi puerta

El calor de estrellas fugaces…
Vespertinas, en la mañana de tu sonrisa,
Para que divulgues a los cuatro vientos,
Sin palabras… sin versos, el aliento de tu alma.

Y festejes sin prisas, pero con audacia,
El sentir de lo eterno, de lo etéreo, de lo sublime…
Mira sin ver los sentimientos puros del corazón,
Sueña sin acordarte que aquél día estuve allí,

Y recuerda siempre mi nombre, mi anhelo, mi sufrir…
Conmemora por siempre la paz que dejamos,
Divierte tu vida simplemente con recordarme.

No acaba la vida sin mi… simplemente comienza,
Simplemente resucita,
Sencillamente llama a mi puerta.

 

Bueno, Cardelli, y qué espera para abrir, hay que agarrar aunque sea fallo.
Que siga, que pase, que penetre a mi alcoba, la palomita extraviada. No hay que pensar...las armas están listas.

Arturo. Amigo y lector suyo.