Sencillo, como una madre que conozco

Vibra el eco en tu pecho del amado,
del alegre susurro y de la queja
y tu alma esponjada nada ceja
ante la buena nueva o mal recado.

Todo cabe en tu oído ya cansado
al ocaso rojizo que se aleja
en la sombra que tanto se asemeja
al vacío de cuando no has estado.

Nunca miras a nadie de reojo
aunque pueda ser causa de tu enojo
la noticia que llega y no te gusta.

Siempre tienes el don de la sonrisa
y nosotros tenemos siempre prisa
por tener tu palabra siempre justa.
​

 

bello poema y cierto la musa tiene todo perfecto a nuestro parecer, es como si brillara o algo especial adornara... vaya yo no podía haber escrito algo mejor....

saludos

 

Así son las madres, las necesitamos toda la vida.
Un fuerte abrazo

Alfonso

 

Mira que creyendo saber por donde vas, no creas que del todo voy y lo cojo.

Y yo que lo veo en el sentido contrario, porque es una forma de recompensar todo lo que nos han dado y encima sin que no hagamos nada.

Si tuviera que hacer una aportación a este mundo diría "Dios cuenta las lágrimas de las mujeres, y... llama a tu madre porque cuenta para perdonarte por lo anterior, sus alegrías.

 

Muy bonito tu poema que me ha encantado leerte. Un fuerte abrazo Salvador.

 

Muy bello, madre no hay más que una y ellas son naturaleza sensible y necesaria. Me ha encantado este poema amigo Salvador. Un abrazo. Paco.

 

Muchas gracias, querido Abrahám, por tu lectura y el amable comentario que me dejas en estas letras mías.
Un muy afectuoso saludo.
Salvador.

 

Así es, querido Alfonso, son insustituibles.
Con cariño un fuerte abrazo.
Salva.

 

Unas reflexiones que me apunto, amigo Fulgencio y que agradezco mucho. Geniales, sí señor.
Con un abrazo fuerte, querido amigo.
Salvador.

 

Muchas gracias, amiga Paloma, por tu compañía siempre amable y certera.
Con mi abrazo fuerte.
Salva.

 

Muchas gracias, querido amigo, por tu hermoso comentario a estas sencillas letras mías.
Te mando un fuerte y fraternal abrazo.
Salvador.